Los capítulos que vimos hasta ahora en la temporada 3 de Game of Thrones completan el primer tercio de la temporada y creo que han alcanzado una perfecta armonía entre los eventos que funcionaron como puesta al día con lo visto en la temporada anterior y el ritmo que se va imponiendo gracias a las nuevas coordenadas en la serie, ahora ya ingresando en un terreno más denso y dinámico.
El camino del castigo en Game of Thrones [Crítica 3x03]

Los guionistas y productores de Game of Thrones se han permitido realizar modificaciones respecto a los libros de George R. R. Martin, cambiando escenas de lugar (incluyendo en la temporada 3 algunas de segundo libro y viceversa) y agregando otras, con el propósito de darle un ritmo más adecuado al de la televisión. Si bien no he leído los libros, a la luz de los resultados en la serie, estas decisiones han sido realmente acertadas por parte de D. B. Weiss y Daniel Benioff.
Los castigos
En Game of Thrones 3x03 comenzamos viendo a Robb Stark ( Richard Madden) que se ha dirigido con su madre y toda su gente hacia Aguasdulces con motivo de la muerte de su abuelo, Lord Hoster Tully, padre de Catelyn ( Michelle Fairley). Este escenario sirve para presentar otro de los personajes largamente anunciados para esta temporada: Brynden The Blackfish Tully ( Clive Russell), hermano de Hoster y tío de Catelyn.

Sin dudas una gran aparición que, conjuntamente con la presencia del malogrado Edmure ( Tobias Menzies) -que permitió demostrar la cada vez más evidente solvencia de Robb como Rey-, terminaron por conformar un interesante bloque del lado de los del Norte.
Clive Russell parece perfecto para el papel de Blackfish y realizó un gran trabajo en el episodio, más allá de no ser un actor muy conocido. La actuación de Michelle Fairley durante el diálogo con Blackfish sobre la muerte de su padre fue también muy convincente y conmovedora.
De Brienne de Tarth ( Gwendoline Christie) y Jaime Lannister ( Nikolaj Coster-Waldau) tenemos sobre el comienzo del episodio un simple vistazo, un diálogo entre ellos, que nos permite saber que no la pasarán nada bien durante la estadía con Locke ( Noah Taylor) y sus hombres, que los están llevando como prisioneros hacia el Rey del Norte. Pero la preocupación que sentimos por sus destinos es completamente desviada hacia Brienne, lo que hace aún más inesperado e impactante el desenlace.

Más aún cuando todo esto se da porque, por una vez, Jaime actuó de forma correcta y valorable, defendiendo a Brienne. Game of Thrones nos sigue entregando así de manera cruda y sin anestesia esa filosofía que subyace desde el inicio de la serie: en un mundo como el de la serie (y las analogías con el nuestro que se pueden hacer son numerosas) lo que más importa es preocuparse por uno mismo y tratar de sobrevivir a cualquier precio; los códigos morales, actuar de forma correcta y honesta, pasan a un segundo plano.
En Desembarco del Rey las cosas parecen ir un poco mejor para Tyrion ( Peter Dinklage). En una reunión del consejo, y luego de un interesante "juego" en el que se utilizaron las sillas alrededor de la mesa para ostentar poder y personalidad, le es otorgado por su padre el título de Consejero de la Moneda, cargo que anteriormente ejercía Lord Baelish ( Aidan Gillen). Aunque no se puede confiar del todo en Tywin ( Charles Dance) y quizás detrás de esto esconda segundas intenciones.

Como es habitual, los intercambios entre Tyrion y Ser Bronn ( Jerome Flynn) vienen a aliviar un poco la tensión en el episodio con un contrapunto que funciona realmente bien entre los dos personajes y, en este caso, también con la presencia de Podrick ( Daniel Portman), tuvimos los momentos más descontracturados del episodio.
Preparándose para la guerra
Volvió Daenerys ( Emilia Clarke) afortunadamente, ahora acompañada por Jorah Mormont ( Iain Glen) y también por Barristan Selmy ( Ian McElhinney), que no parecen tener muy en claro qué es lo que se propone la Khaleesi, aunque sin dudas está muy decidida.
Fueron grandes momentos los de Daenerys con su mezcla de firmeza, convicción y buen corazón, que la llevó a comprarle todos los esclavos a Kraznys mo Nakloz ( Dan Hildebrand) mitad porque necesita un ejército y mitad para salvarlos de su sufrimiento. Además de los 8.000 esclavos, también compró a la mujer que oficiaba como traductora, pero pagando lo que sus consejeros consideran un precio demasiado alto: un dragón.
Es esperable que Daenerys esté considerando algún otro plan ya que no parece algo probable que, por muchos beneficios que esto conlleve, deje uno de sus dragones en manos de ese hombre.

Al norte del Muro, Jon Snow ( Kit Harington) sigue su viaje junto a los Salvajes y Mance Rayder ( Ciarán Hinds) y llegan al Puño de los Primeros Hombres, donde esperaban encontrar varios “cuervos” o hombres de la Guardia de la Noche muertos, ya que así lo había previsto el warg que ve a través de los ojos de los animales.
En cambio, se observa una no menos tremenda escena, con varios caballos decapitados, por lo que suponen que los hombres de la Guardia de la Noche se han convertido en “cadáveres de ojos azules”. Mance Rayder entonces envía a Tormund ( Kristofer Hivju) al otro lado del Muro, diciéndole que lleve a Jon con él, suponiendo que la Guardia de la Noche ha perdido sus mejores guerreros,
Otra de las apariciones de esta temporada que realmente es un acierto en el casting es Ciarán Hinds, que en su papel de Mance Rayder alcanza una mezcla perfecta de hombre experiente y duro, pero también razonable y con cierto encanto.
Puntaje: 8/10. Fue otro gran episodio de Game of Thrones, en el que muchas cosas sucedieron (afuera de esta reseña quedó la increíble suerte de Theon Greyjoy - Alfie Allen- y los hechos vinculados a Arya Stark - Maisie Williams-, entre otras), pero alternándose siempre la tensión latente con la intensidad de la acción, y de manera magistral.






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