Cuestión de principios en House of Cards (Crítica 1x04)

Para sobrevivir en el mundo de la política es fundamental ser consciente de que, en algún momento, tendrás que ensuciarte las manos si pretendes alcanzar cotas más altas de poder. Frank Underwood ( Kevin Spacey) no es que se vea obligado a meterse ocasionalmente en el barro; sino que el lodo es su hábitat natural. Los juegos de intereses, las amenazas, los sobornos y otras vicisitudes varias son el pan de cada día en el despacho de Underwood.

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En este cuarto capítulo de House of Cards, las acciones que realiza cada personaje tendrán repercusiones en un futuro y marcarán el devenir de la serie. Los principios morales de cada personaje se ven expuestos de manera muy inteligente; la morbosa tentación recae sobre el trío protagonista y las decisiones que tomarán no tendrán vuelta de hoja.

La negativa

El nuevo proyecto de educación que quieren impulsar desde la presidencia se encuentra con un rocoso obstáculo: el jefe de la cámara superior. Su denegación a dicha reforma supondrá una complicada contrapartida, puesto que se trata de una de las promesas electorales más importantes del presidente.

Underwood se hace con la responsabilidad de conseguir los votos democráticos necesarios para aprobar dicha ley. No será un camino de rosas; el líder de la mayoría, David Rasmussen ( Michael Siberra), rechaza contundentemente la proposición de Frank. La idea de pactar con los republicanos suena arriesgada y controvertida; ni tan siquiera la tentadora posibilidad de conseguir la jefatura de la Cámara consigue cambiar la opinión de Rasmussen.  


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Jugada maestra

Haciendo honor al título de la serie, Underwood reluce su juego de cartas y saca de la manga una jugada maestra: sacar dinero de un lado para meterlo en el bolsillo del delfín. El presupuesto, negado por la Comisión, para que el senador Womack pueda pagar a los empleados de la base aérea de McCuddin será extraído, mediante chantaje, del astillero del distrito de Peter Russo ( Corey Stoll).

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Frank tiene información suficiente sobre los problemas de Russo con el alcohol como para acabar su carrera política. Arrinconado y sin ninguna opción de salida, Russo no ve otra opción que ceder a las demandas de Underwood. Así como las buenas partidas de ajedrez, el movimiento estratégico de una sola pieza puede invertir por completo el lance de juego, proclamándote ganador cuando todo iba en tu contra.

En política un favor siempre se devuelve con otro favor, así que Womack conseguirá reunir los votos necesarios para proclamar la reforma de educación. No satisfecho con tal proeza, Underwood se la juega a Rasmussen y consigue que Womack acabe como líder de la mayoría. La complejidad de la trama política es cada vez mayor, el juego está instaurado en los despachos y requerirá un esfuerzo, por nuestra parte, para comprender todos los detalles, que dan sentido global a la conspiración.

Infidelidad

La relación entre Claire ( Robin Wright) y Frank da un paso hacia el abismo en este capítulo. Detrás de esa relación fundamentada en el apoyo profesional, encontramos una pareja donde la chispa de la pasión parece haberse apagado. Claire tontea con su ex hasta el punto de acabar en su habitación, besándose con ese apego propio de la juventud. La cosa no llega a mayores porque Claire sabe mantener la mente fría y marcha a tiempo.

Por el otro lado, así como pronosticamos en el anterior review, la joven periodista Zoe Barnes ( Kate Mara) acaba por seducir a Underwood. Hombre recto y animal de la política, parece que su vida privada no está a la altura de su inmaculada trayectoria profesional. Al acostarse con Zoe, Frank enciende una llama que puede llevarse por delante su apacible matrimonio.

Imagen CANAL+

Personaje contradictorio

¿Nos cae bien Frank Underwood? En el trabajo realiza todo tipo de artimañas para subir la escalera del poder y en su vida personal es infiel a su mujer. Ciertamente no es el prototipo de personaje querido por la audiencia, se trata de un hombre contradictorio; inteligente y brillante, pero con un ego que embrutece su imagen. A título personal debo decir que la elegancia del susodicho me tiene enamorado, sus defectos consiguen hacerlo más humano y cada vez que habla a la cámara, nos hace sentir partícipes de la acción.

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Aún es pronto, pero esperamos con ansias que explote el detonante entre Claire y Frank. Hasta el momento Frank tiene todo bajo control, pero los hilos que sostienen su bienestar son frágiles, en cualquier momento pueden romperse y desencadenar una caída sin frenos de nuestro político favorito.