Con la película Los Amantes Pasajeros ( I’m so excited) el director español Pedro Almodóvar vuelve a la comedia grotesca de sus comienzos, pero con grandes desaciertos en el intento de entretener y hacer reír.
Crítica: Los amantes pasajeros de Pedro Almodóvar

Una comedia pasajera
Los amantes pasajeros comienza con un cameo de Penélope Cruz y Antonio Banderas, quienes trabajan en la pista de un aeropuerto, y quienes por una distracción provocarán un fallo en el avión. La historia se desarrolla casi totalmente arriba de la aeronave que se dirigía hacia México, pero por un problema en uno de los trenes de aterrizaje se quedan dando vueltas durante horas, esperando le habiliten una pista para un aterrizaje forzoso, del cual no saben si saldrán con vida. Esta situación provoca crisis en algunos de los pasajeros y parte de la tripulación, que harán todo lo posible para enfrentarla de la mejor manera posible.
El protagonismo es ejercido casi en su totalidad por tres azafatos ( Javier Cámara, Carlos Areces y Raúl Arévalo), gays los tres, y los momentos de humor están siempre vinculados a su homosexualidad y a su adicción a las drogas y el alcohol. Estos extravagantes azafatos interactúan con algunos pasajeros de la clase ejecutiva, entre los que se encuentra una chica vidente que presiente que algo va a pasarles y que esto cambiará su vida ( Lola Dueñas), un actor con problemas amorosos ( Guillermo Toledo), un bancario español que huye luego de una gran estafa ( José Luis Torrijo), un sicario mexicano ( José María Yazpik) y una dominatrix ( Cecilia Roth).
Almodóvar vuelve a sus inicios
Cualquiera que vaya al cine a ver una de Almodóvar ya sabe, más o menos, lo que se va a encontrar. En el cine de Almodóvar existen básicamente dos tipos de películas, los grandes dramas, con personajes profundos y con algunos toques de humor para distender las terribles situaciones que a estos le suceden ( La piel que habito, Los abrazos rotos, Volver, La mala educación, entre otros); o las comedias grotescas, contadas en colores estridentes, situaciones bizarras, travestis, homosexuales, drogadictos (Kika, La flor de mi secreto, Tacones lejanos, Mujeres al borde de un ataque de nervios, entre otras), todas comedias propias de la época del destape español, de los que Almodóvar fue un ícono.
Luego de haber realizado unos cuantos films dramáticos, en Los Amantes pasajeros ( I’m so excited, en inglés), Almodóvar se plantea volver a las historias y a la estética de esas comedias grotescas de la época del destape, pero tal vez las cosas no han funcionado tan a la perfección como en aquella época. Y creo que este es el mayor problema con el que carga el film, pues con los antecedentes que tiene este director en materia de comedias, la tarea de superarse a sí mismo no es nada fácil y parece que en este film no lo ha logrado.
La historia es bastante superficial, al igual que los personajes; ninguno de ellos es profundo, o tal vez si, pero el director no se detiene en ahondar en ninguna de las diferentes historias que se cuentan. Los momentos de humor son pocos y apenas nos hacen esbozar una sonrisa; tal vez uno de los mejores es la escena de la coreografía de los azafatos, con la canción I’m so excited, que se puede ver en el tráiler. La homosexualidad es un protagonista más en esta historia (el propio Almodóvar ha dicho “Esta es mi película más gay), y el punta pié para muchos intentos de momentos de humor, que no funcionan de manera eficiente.

En general la película no ha cosechado buenas críticas a lo largo del mundo, de todos modos creo que cualquiera puede tener un tropezón en su carrera, de modo que podemos olvidar esta mancha en la excelente filmografía de Almodóvar, e ir gustosos al cine a ver su próximo film cuando lo estrene.




