The Vampire Diaries se acerca al final de su tercera temporada y según parece nos va a deleitar con un gran final. Tal como se esbozó al final del episodio anterior, Esther tenía planes para Alaric y no desperdició ni un momento. En Do Not Go Gentle, el personaje de Matt Davis fue central en el episodio y cuando pensábamos que el desenlace iba a ser otro momento emotivo, nuevamente nos volvió a tomar por sorpresa.
Crítica de The Vampire Diaries 3x20: Do Not Go Gentle

El título del capítulo está basado en un poema del mismo nombre de Dylan Thomas. Y la relación está en que el escrito hace alusión a la resistencia de la muerte, no por uno mismo, sino por los seres queridos que se dejan atrás.
Desde mi punto de vista, fue un gran episodio. Me gustó ver a todos los personajes interactuar en la misma línea, y que todos y cada uno de ellos haya tenido un poco de protagonismo a su manera.
Al mismo tiempo que reconozco que fue un buen episodio, me da la sensación de que en esta serie hay un poco de improvisación. Y no me refiero a improvisación del tipo actoral, sino más bien a nivel de guión. Hay un poco de desorden de personajes, hay cierta inconsistencia en varias de las sub-tramas.
Y esto se ha podido ver a lo largo de la serie, en especial en esta temporada. Por ejemplo, la misma bruja original que creó a toda una raza de vampiros, ahora intenta por todos sus medios eliminarlos de a uno por uno. Elena, Damon y Stefan todavía no saben quién va a morir en caso que Klaus muera, y con él, toda una línea de vampiros. Elena no ha tomado una decisión con respecto a los hermanos Salvatore. Es como si todas estas acciones se fueran sucediendo por una mera improvisación, con la intención de alargar la historia, de prolongarla en el tiempo sin llegar nunca a la resolución o a un punto final.
Alaric y su final/regreso inesperado
El inesperado regreso de Esther ( Alice Evans), y su repentino acercamiento a Alaric, volvió a mostrarnos nuevamente que sus intenciones no eran ni remotamente buenas, y nos enteramos por qué. Todas las veces que Alaric murió, parte de él fue hacia el “otro lado” donde Esther plantó la “semilla del mal” en él para que en algún momento pudiera ser transformado en un súper cazador de vampiros. Esta trama estuvo bien construida, fundada con argumentos (no del todo sólidos) pero que funcionaron bastante bien, y le aportaron cierta dinámica al show que hacía tiempo que no se veía.
Desde que nos esteramos cómo funciona el anillo de Alaric, su permanencia en el show se ha visto puesta en dudas, en permanente juego entre la vida y la muerte. Hay que reconocer que este giro en la historia fue de lo más acertado, y aunque por unos minutos nos dieron a entender que el maquiavélico plan de Esther no iba a alcanzar a concretarse, una vez más el desenlace volvió a ser lo mejor.
Mientras el intento de exterminio de los vampiros originales se llevaba a cabo, la secundaria de Mystic Falls celebraba un baile inspirado en los años 20. Ya es costumbre que cuando hay un baile en este pueblo, algo malo o fuera de lo común sucede, y esta no fue la excepción.
La fiesta fue el escenario perfecto para demostrar que todos la estaban pasando bien, especialmente las parejas, hasta que Klaus ( Joseph Morgan) hizo su entrada triunfal. Entre algunas idas y vueltas; los vampiros impedidos de salir de la escuela, fue el turno de Bonnie de entrar en acción, mientras Elena estaba a la deriva con Esther y su nuevo aliado.
Todo parecía perdido cuando de pronto Alaric no completó su transición, y en un atisbo de lucidez, decidió que lo mejor era resignarse y sacrificar su vida. El momento del adiós estuvo bien hecho, con la presencia de todas aquellas personas que fueron parte de su vida en algún punto. Todos ellos fueron al cementerio para despedirse, y fue ideal para que Damon ( Ian Somerhalder) compartiera un último trago con su amigo. A Damon le pegó duro la muerte de Alaric, tal vez no fue tan notorio durante la escena en sí, pero durante un momento hubo un destello de tristeza en su mirada. Ser frío está en su naturaleza, pero no puede evitar sentir.

A lo largo de la historia, Alaric pasó a ser más que el compinche profesor de historia; se convirtió en un verdadero amigo y guardián. Él siempre ha estado ahí para Elena (Nina Dobrev) y Jeremy ( Steve McQueen), por lo que sus sentimientos son perfectamente comprensibles al respecto.
Elena se encuentra una vez más desconsolada por haber perdido a otro amigo, pero al mismo tiempo acaba de perder a la única persona que realmente cuidaba de ella y de su hermano. Y esto fue lo mismo que le dijo a Stefan, y fue la excusa perfecta que los guionistas se dieron para que terminaran el uno en los brazos del otro. Mientras que Jeremy optó por esconder sus emociones y terminó compartiendo unos tragos con Matt ( Zach Roerig), sin embargo es notorio que quedó afectado.
Los años 20
Caroline ( Candice Accola) compartió un baile con Klaus. Aquí hubo un nuevo intento por parte de Klaus en atraer a la rubia consigo, dándole a entender que ese “pueblito” no tenía nada para ofrecerle y que en cambio si se iba con él, serían muchas las cosas que podría recibir y tener. A pesar de la negación de Caroline, por un instante me dio la impresión que ella reflexionó sobre la propuesta de Klaus, y luego volvió a la negación absoluta (especialmente con la presencia de Tayler a sólo unos pocos metros).
En el capítulo anterior vimos como Stefan sugirió a Elena y a su hermano hacer el viaje juntos, de manera que ella pudiera aclarar sus sentimientos con respecto a Damon, y vimos cómo salieron las cosas. Pero Elena no ha tomado una decisión al respecto, y en esta ocasión (y por consejo de Caroline que parece ser “Team Stelena”) decidió darle una oportunidad a Stefan, invitándolo al baile.
Esta actitud de Elena jugando a dos puntas me molesta bastante. Entiendo que el triángulo es una parte muy importante de la serie, y si se acabara la tensión entre el trío, la historia tal vez no tendría mucho sentido. De una u otra manera, siempre va a quedar alguien descontento, ya sean los fans o alguno de los personajes. Ya veremos, pero quedan sólo dos semanas, y espero que, para bien o para mal, tome alguna decisión.

Bonnie ( Kat Graham) no ha tenido tanto protagonismo en esta temporada, pero en esta ocasión volvió a bordo. Después de haber pasado una gran noche con Jamie, Esther la visitó en sus sueños y le dijo que sus hermanas brujas la necesitaban para terminar lo que había sido iniciado. A continuación, vemos a Bonnie completar la transformación de Alaric en vampiro. Por supuesto que todo esto fue una acción involuntaria por parte de la joven bruja, ya que Esther parece haberla puesta bajo algún tipo de trance o efecto similar.
Y para concluir, Esther acabó en un ataúd y en un arranque de ira Klaus juró vengarse de ella. Por su parte, Rebekah ( Claire Holt) volvió a ver todos sus planes frustrados, con otra temprana “muerte”, la cual no le permitió ni siquiera acudir al baile que tanto ansiaba, y que había planeado. Pobre,la perspectiva de una vida “normal” parece estar muy lejana.
Esta semana el show nos llevó a otro gran final, y con sólo dos capítulos por delante, me animaría a decir que vamos a tener un gran final de temporada (o al menos eso espero).






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