Ya estamos promediando la serie, y sólo quedan cinco capítulos de Game of Thrones. Ya dijimos la semana pasada que el show no está ofreciendo demasiada acción, y algo me dice que tampoco lo hará. Sin embargo, cada nuevo episodio vamos descubriendo las intenciones y motivaciones de los personajes. Nuevas alianzas se van tejiendo, al igual que nuevas traiciones. The Ghost of Harrenhal fue un buen episodio, retomó las historias de varios personajes, y volvió a dejar en claro que nadie está dispuesto a ser expulsado del juego.
Crítica de Game of Thrones 2x05: The Ghost of Harrenhal

Y quedaron cuatro
Tras haber visto la escena final del episodio anterior en el que Melisandre ( Carice van Houten) dio a luz a lo que parecía ser una especie de “sombra asesina”, en menos de lo esperado logró su cometido. Ya que rápidamente se cobró una vida, y no cualquiera, sino la de Renly Baratheon ( Gethin Anthony). La muerte de Renly deja al norte desprovisto de toda oportunidad de éxito, ya que era la única fuerza capaz de aliarse a los Starks. Por lo que ahora el Trono de Hierro parece quedar en pugna entre Joffrey ( Jack Gleeson) y Stannis ( Stephen Dillane).
Claramente Renly contaba con el carisma y el porte para ser rey, pero no tenía la ambición y la astucia necesaria para moverse en este ambiente de crecientes intrigas políticas. Esta situación dejó a Margaery ( Natalie Dormer) y Loras ( Finn Jones) en el camino de Littlefinger ( Aidan Gillen), quien mantuvo una breve conversación con la viuda del difunto rey, y le dejó muy en claro que ella sí tiene ambiciones, y a Lord Baelish no se le pasaron por alto las intenciones de la joven.
Por su parte Brinne of Tarth ( Gwendoline Christie), acusada de haber asesinado a Renly, ha optado por vengar a su rey sea como sea, pero Catelyn Stark ( Michelle Fairley) decidió intervenir y demorar un poco más sus planes para así poder escapar del lugar de los hechos. Al final, Brienne jura lealtad a Lady Stark, creando una alianza bastante interesante para el futuro.
En cuanto al asunto de la poderosa Melisandre y su engendro, Davos ( Liam Cunigham) está preocupado y hace llegar sus temores al mismo Stannis. Por supuesto éste le restó importancia al asunto, y siguió adelante con sus planes, pero la perspectiva de Davos es clara. La idea de tener a una persona con semejante poder mítico ocupando una posición a la cabeza donde se toman todas las grandes decisiones políticas y estratégicas, no puede significar nada bueno.

En tierras aún más lejanas, Daenerys Targaryen ( Emilia Clarke) fue acogida bajo el ala de Xaro Xhoan Daxos ( Nonso Anonzie) en la ciudad de Qarth. Aún con la ambición de recobrar lo que le pertenece y así conquistar el trono de hierro, Dany deberá pagar un precio si va a necesitar la ayuda de la “bondadosa” gente de Qarth. A cambio Xhoan Daxos pide su mano en matrimonio. Tal como él mismo dijo, los hombres harán cualquier cosa para poner sus manos sobre los dragones, y él no hizo mucho la diferencia. Por suerte, allí estaba Ser Jorah Mormont ( Ian Glen) para intervenir y frenar toda acción precipitada de la Khaleesi.
Tres palabras
Fue tomando forma en los últimos capítulos y casi que podemos ver la traición de Theon Greyjoy ( Alfie Allen) concretarse. No sólo eligió jurar lealtad a su padre, sino que además tiene que ganarse a su nueva tripulación para que lo respeten como el capitán que pretende ser. En vistas a esto, Theon decidió ignorar su objetivo principal y dirigirse hacia Winterfell.
A pesar de todas las maniobras en Westeros, la situación de la Guardia de la Noche ha llevado a Jon Snow ( Kit Harrington) a cumplir su sueño y finalmente tiene la oportunidad de convertirse en un explorador, después de haberse ofrecido como voluntario para acompañar a algunos de los hombres en la búsqueda del ejército de salvajes bajo el mando de Mance Rayder. Si bien esta escena fue breve, me sigue pareciendo una de las más interesantes, porque aún hay grandes misterios que no se han develado más allá del muro, y se vuelve un tanto inquietante ver con qué se van a encontrar a medida que siguen avanzando por tan desolados paisajes.
Otro de los personajes que está atravesando una situación bastante particular es Arya ( Maisie Williams), cuya historia también es una de las mejores hasta el momento. Anteriormente, Arya salvó la vida de los tres hombres que venían en el calabozo. Uno de ellos, Jaqen H’ghar ( Tom Wlasschiha), le prometió matar a tres hombres que ella eligiera a cambio de las vidas que ella salvó previó a arribar a Harrenhal. No muy convencida al principio, Arya pronunció el nombre de The Tickler, el violento interrogador que vimos en el capítulo anterior, fue la primera víctima que Jaqen tomó para saldar su deuda. Una vez más, la actuación de Williams me pareció impecable, en especial en la escena en que Tywin la interroga acerca de dónde proviene.

No hubo mucho de Tyrion ( Peter Dinklage) esta semana, pero su breve presencia en pantalla muy animada como siempre, las líneas astutas de siempre y fuerte presencia. Llegó al conocimiento de la mano del rey que Cersei ha estado ordenando la producción de fuego valyrio, de la cual decidió apropiarse aún sin saber qué hacer con ello.
No se podría decir que las mujeres dominaron este episodio, pero sí tuvieron varios momentos fuertes. Hasta aquí ya hemos visto como cada personaje se mueve por sus propias motivaciones, todos centrados en una meta, pero con disímiles formas de lograrlo. En esta ocasión disminuyeron un poco el nivel de violencia y degradación, pero cada vez profundizan más en complejidad de las distintas tramas y personajes.






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