Desplazando del primer puesto al segundo episodio de la temporada, aquel que terminó con el cliffhanger de Ray Velcoro recibiendo unos cuantos disparos a quemarropa, este episodio titulado “Church in Ruins” (“Iglesia en ruinas”) fue el más disfrutable de la temporada 2 de True Detective hasta el momento, y hasta permite depositar ciertas expectativas (no muchas) en que la temporada tenga un final más o menos decente e interesante.
"Church in Ruins" [2x06], el mejor episodio de la temporada 2 de True Detective hasta ahora

No estuvo exento, de todas maneras, de algunas fallas que ya son acostumbradas en esta historia, como los diálogos inverosímiles, el torpe simbolismo y las situaciones potencialmente interesantes completamente malogradas.
Así que empecemos esta reseña por esto último, para dejar paso luego a todo lo bueno que tuvo el episodio y terminar, tal como éste, con una nota positiva.
Lo peor de "Church in Ruins"

- Ray se enteró que el hombre que Frank le vendió como el culpable de la violación de su esposa en realidad no tenía nada que ver. Está convencido que Frank lo hizo consciente de esto, simplemente para aprovecharse de la tragedia y poder tener un oficial de policía en el bolsillo. Le mintió y esa mentira fue la que originó su descenso a la oscuridad (“Vendí mi alma por nada” le dice después). Y eso Ray no lo va a tolerar. Así que va, arma en mano, a visitar a Frank, que lo recibe, igualmente, arma en mano.
Desaprovechando por completo una escena que tenía todo para ser épica, para llevar la trama a lugares impensados, para patear el tablero y cambiar radicalmente la relación entre dos personajes principales, aquí en cambio no sucede nada. Literalmente.

Más allá de la tensión en la escena, de los dos apuntando sus armas por debajo de la mesa, todo termina siendo una charla con un café de por medio en la que Frank convence a Ray de que no sabía que el dato era falso y todo queda exactamente igual que antes, salvo por el vago intercambio sobre la naturaleza humana y sobre cómo lo que Ray necesitaba era una excusa para sacar su verdadero yo, simplificando en 5 palabras un conflicto moral que Breaking Bad exploró profundamente durante todo su recorrido.
- El gran conflicto para Frank, en cambio, se da con unos mexicanos nuevos. Faltan dos episodios y se siguen sumando misteriosos personajes desconocidos con vaya a saber qué conexión con el entramado mafioso en el que está metido Frank, que no hacen más que seguir complicando una trama ya bastante entreverada. De más está decir que estos personajes poco interesan y están ahí solamente para poder poner a Frank en un aprieto.
Al menos, esto nos dio la que probablemente sea la mejor línea de Frank Semyon (que siempre habla como si estuviera leyendo un libro de frases de autoayuda): “Ah, para tachar de mi lista de pendientes: un mexican standoff con verdaderos mexicanos”

- Otro de los momentos inexplicables y absurdos de este episodio: la visita de Frank y Jordan a la viuda y el hijo de Stan. Es probable que eventualmente la muerte de Stan esté relacionada a una importante revelación y ese es uno de los puntos de por qué se incluye ahora esta escena.
Pero a Stan ni lo conocimos, apenas si lo vimos un par de veces, y nadie sabía nada de él hasta que fue hallado muerto, cosa que no pudo siquiera causarnos la más mínima emoción ni sensación. Ahora se supone que nos tenemos que sentir afligidos por él y por su familia, por inercia, simplemente porque aparece la viuda llorando y el niño jugando solo en el patio. Para peor, esta escena se aprovecha para insistir en los traumas de Frank, desde su infancia y los abusos de su padre, hasta el problema de no tener hijos, ya que aquí adopta inmediatamente el rol de padre consejero para suplir su falta de hijo propio y para arrojar un par de frases de esas que sacó del libro de autoayuda y que probablemente se imagina que hubieran solucionado su niñez.
- La historia de los diamantes robados en 1992 y un par de niños que quedaron huérfanos.
Nuevos misterios, más elementos innecesarios para un misterio que sin dudas dejará cabos sueltos o al menos una solución insatisfactoria.
- Por último: ¿Era necesaria la revelación de que Ani fue abusada de pequeña? Se puede reconocer fácilmente la intención de explicar su comportamiento actual, en especial su relación con los hombres, gracias a este trauma infantil.

Pero bien se podría haber prescindido de esto, ya teníamos bastante datos —su padre espiritualista, crecer en ese ambiente hippie, la historia de su madre— como para hacernos una idea de sus problemas en la infancia, sin necesidad de agregar una historia traumática así de obvia y poco original.
Lo mejor de “Church in Ruins”
- No hubo discusiones entre Frank y Jordan sobre tener hijos o sobre la naturaleza de los negocios de Frank.
- No hubo dramas familiares o sexuales de Paul, y lo vimos en cambio como el hábil detective que es, haciendo su trabajo de manera seria y eficaz, sobre todo cuando se trata de adentrarse en la acción.

- Las escenas de Ray con su hijo fueron divertidas, con la mujer “observadora” y el niño queriendo mirar las repeticiones de Friends.

- Siempre es entretenido ver a Colin Farrell hundirse en un espiral de drogas, alcohol y rock’n’roll que termina en una violenta destrucción y una llamada a su ex esposa.
- La orgía
En verdad esta secuencia es la gran responsable de que el episodio fuera uno de los mejores de la temporada.

Desde que vemos a Ani vestida como una prostituta de 2000 dólares preparándose para subir a un autobús, y Ray y Paul se preparan para cuidar sus espaldas, la secuencia comienza a aumentar la tensión de manera brillante, y con varios aspectos realmente sorprendentes que hacen de estos últimos minutos algo único (aunque con cierta reminiscencia inevitable a Twin Peaks y a Eyes Wide Shut).
Desde la extraña música que suena por momentos, pasando por la atmósfera crecientemente opresiva en la que vemos a Ani, en esa misteriosa mansión llena de ancianos degenerados y millonarios, profundizada por los efectos de la droga, la cámara que comienza a mostrar las escenas más hardcore de la orgía desde el punto de vista subjetivo de Ani, haciéndola difusa y perturbadora, las imágenes que comienzan a mezclarse con su recuerdo de un hippie pedófilo y violador, hasta finalmente su intento de escapar junto a Vera, la chica desaparecida, y el guardia de seguridad que se cruzó en su camino, que no contaba con sus habilidades para el manejo de la navaja.
Todo esto alternándose con Ray y Paul en las afueras evadiendo la seguridad e ingresando para obtener importantes documentos.
Finalmente, después de toda la tensión, los tres detectives y la chica desaparecida escapan en la noche, con una enorme luna llena en el cielo.

Esperemos que esto sea el comienzo de los momentos inspirados y atrapantes de la temporada 2 de True Detective, que tanto necesitaremos en los últimos dos episodios.
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