A principios de 2015, Netflix estrenó Bloodline, una de sus mejores series originales. Coproducida por Sony Pictures Televisión, quizá se trate de la mejor serie de drama de la cadena, con disculpas de los fervientes seguidores de House of Cards.
Bloodline: el mejor drama original de Netflix llega a su fin

Sin embargo, tras dos excelentes temporadas, Netflix decidió cancelar Bloodline luego de la tercera temporada, a estrenarse en 2017. A pesar de las elogiosas críticas, el gusto de la audiencia parece no ir de la mano con el juicio de los críticos, lo que se traduce en bajos niveles de audiencia y la conseguiente cancelación de la serie.

Al parecer, la decisión está en parte amparada en los altos costos de producción, aunque no es menos importante que la serie The Get Down, también una coproducción de Netflix y Sony, costase un promedio de 10 millones de dólares por episodio, lo que produjo cierta tirantez entre ambas compañías.
La noticia de la cancelación tiene cierto sabor amargo tras dos excelentes temporadas.
La primera se centraba en la llegada de la oveja negra Danny Rayburn ( Ben Mendelsohn) al complejo hotelero de su familia, en Florida Keys. La presencia de Danny revive el recuerdo de un secreto familiar celosamente enterrado en el pasado, y desata una serie de eventos que corrompen los lazos entre los miembros de la familia y de estos con la comunidad.

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Los saltos temporales y la excelente actuación de Mendelsohn son las principales claves del éxito de esa primera temporada; por ello era de esperar que la segunda no fuera tan buena o al menos que no generaría el mismo interés, aclaradas las circunstancias de la muerte de Danny. No fue así. La temporada 2 nos mostró que la familia Rayburn puede caer más bajo aun, al pagar muy caro el costo de guardar los secretos.
Además, Danny no se fue del todo; aparece en flashbacks que echan luz sobre el pasado de la familia y su atormentado personaje, pero también se manifiesta como la fantasmal conciencia de su hermano John. Más aun, sin dudas, la segunda temporada sacó lo mejor de un gran elenco, en el que destaca Kyle Chandler.

Ahora los productores quizá deban dejar de lado la idea de que tienen suficiente material como para 5 o 6 temporadas, como dijeron antes, y enfocarse en la precisa resolución de varios conflictos en esta tercera temporada. ¿Puede eso ser malo? Quizá suene apresurado, sobre todo si tenemos en cuenta que Netflix decidió reducir la cantidad de episodios de 13 a 10, y posiblemente no habrá espacio ni tiempo para profundizar en algunos sucesos del pasado que aún requieren de cierta explicación.

También es posible que alguna cadena tome la posta y decida continuar con Bloodline, pero dadas las circunstancias actuales cerrar la serie en tan solo 10 epidodios puede ser mucho más gratificante de lo que esperamos.









