13 Reasons Why es una serie original de Netflix basada en el célebre libro homónimo escrito por Jay Asher. Adaptada por Brian Yorkey, producida por Selena Gomez y protagonizada por Dylan Minnette y Katherine Langford, cuenta con 13 episodios (segmentados en cassettes) disponibles desde el 1 de Marzo pasado.
13 Reasons Why: una serie cruda, adictiva y profunda que removió sentimientos que no creía poseer

Una intrincada narrativa cuenta la desgarradora historia de Hannah Baker, una chica de instituto quien (a grandes rasgos) se suicida en consecuencia al continuo bullying recibido, mientras que Clay Jensen, el tímido compañero enamorado de Hannah, descubre las razones detrás de la muerte de su amiga. Confusión, desesperación, tragedia y consciencia, convierten este título en una serie tan adictiva como profunda.
Ahora bien, no es mi intención hacer una reseña acerca de los aspectos técnicos o recursos audiovisuales, mas bien intentaré hablarte sobre la esencia y el mensaje de esta obra que, en definitiva, son lo que la hace una serie atrapante.
Bullying, suicidio y violación pero sin hacer uso del "golpe bajo"

Desde el primer momento conocemos la triste realidad que sirve de eje para la serie: Hannah está muerta, se ha quitado la vida cortándose las venas. La primera lectura que cualquiera haría al conocer esto es que la serie trata de jugar con el morbo y la sensibilidad del público, pero déjame decirte algo: no hay nada más alejado a la realidad.
La serie está tratando de ser sincera: «mira, a partir de aquí estaremos hablando sobre maltrato, abuso, violación y muerte; no creas que esto es la clásica historia de adolescentes enamorándose, en donde al final todos aprenden su lección y la protagonista vuelve de la muerte para confesar que todo había sido parte de su plan en busca de que su tímido enamorado se confiese». 13 Reasons Why simplemente está advirtiéndonos, intentando borrar nuestros prejuicios e invitándonos a tomar consciencia. Hay cosas que deben ser habladas y el suicidio es una de ellas.
Una historia centrada en las personas

Si bien Hannah y Clay son los protagonistas de esta historia, la serie se concentra en mostrarnos la personalidad y acciones de otros personajes para que, de esta manera, entendamos el porqué detrás de la decisión tomada por Hannah. Y es aquí en donde quiero expresarme:
13 Reasons Why me mostró 5 realidades esenciales a través de 5 importantes momentos y personajes. Dichas realidades también son eseñanzas, pero más que eso, son denuncias. Son gritos de ayuda, son golpes en nuestros rostros indiferentes y gotas de lluvia en nuestras cálidas rutinas apáticas: ¡lo que haces y lo que dejas de hacer afecta el destino de los que te rodean!
Hannah y un grito sordo pidiendo ayuda

Desde la primera vez en que vemos a Hannah, hasta el momento de su suicidio, fue un personaje que necesitó ayuda y muchas veces no fue capaz de pedirla.
¿Alguna vez te negaste a decir lo que realmente te sucedía pero por dentro implorabas que preguntaran si estabas bien? ¿En algún momento le pediste a alguien que se alejara pero en realidad deseabas que se quedara y te abrazara? Las razones que te impulsaban a ocultad la verdad eran muchas: vergüenza, desconfianza, inseguridad; quizás pensabas que no eras digno de recibir ayuda o que solo terminarías perjudicando a los que más amabas.
Todos esos sentimientos inundaban el resquebrajado corazón de Hannah quien había sufrido mucho más de lo que cualquier otra chica de su edad era capaz de soportar. Y sí, podríamos alegar diciendo «si realmente estaba tan mal, ¿por qué no pidió ayuda directamente?», pero la serie nos dice en contrarrespuesta: «si estabas viendo todo lo que sucedía y eras partícipe ¿por qué no hiciste algo antes?».
La lista de lo mejor y lo peor

En el episodio 3 sucedió algo que marcó mi corazón: algunos compañeros de Hannah crearon una lista de lo mejor y peor de la escuela, en lo que a atributos físicos se refiere. En dicha lista, Hannah aparecía como «mejor trasero», algo que repudió inmediatamente. Poco después, mientras conversaba con Clay, el joven más "puro" de la serie, este menciona que no debía sentirse tan enfadada por estar en la lista «era el mejor trasero y eso era algo bueno, ¿no?». El desconcierto de Hannah no tardó en llegar y su respuesta fue tan triste como absoluta: «¿acaso las mujeres hacemos esto?».
Seamos claros: no dudo que las mujeres también confeccionan sus listados acerca de los atractivos físicos masculinos, mentalmente o en la privacidad de su círculo de amistades, es más, no veo problema alguno con esto. Sin embargo, en diferencia, en la adolescencia (bueno, lamentablemente, en todas las etapas de la vida) es muy normal clasificar a las mujeres según sus atributos, tan normal que casi justificamos la cosificación.
Incluso Clay, quien se destacó siempre por ser alguien considerado, no entendía las implicancias de determinar el atractivo y el valor de una persona resumiendo su esencia en un pedazo de carne. Puede que la mayoría lo vea como algo normal, pero es una conducta que puede lastimar y sentenciar el futuro de alguien y por eso es importante ser conscientes.
Bryce y el poder por derecho

Bryce, narrativamente hablando, es el antagonista de la serie, el personaje creado para ser odiado. Aunque mantiene algunas actitudes bondadosas para con sus amigos, una de sus características lo sentencia como la peor persona de la escuela: Bryce cree que tiene derecho sobre los demás. La fortuna, la popularidad, la belleza física (tan artificial como plástica) lo han condenado hacia un solo pensamiento: «soy superior».
Toda forma de violencia nace a raíz del poder y el control y, recíprocamente, todas las formas de ejercer violencia gritan: «yo soy más poderoso, yo soy mejor, tú no eres nada, yo te controlo... yo soy tu dueño».
Según el pensamiento de un ser abusivo, una violación no es violación si la mujer no dice que no, si no se resiste. No importa si tiene miedo o si es violentada; son simplemente juegos de seducción porque, como no podría ser de otra forma, ella te desea, —¡cómo no podría hacerlo!— Esta clase de postura transforma a Bryce en la perfecta representación del pensamiento más egoísta y postmoderno, en el que las personas también son posesiones, sus sentimientos son objetos de placer, y sus vidas existen con el único propósito de dar estatus.
Clay y la culpa por no hacer lo suficiente

Clay es un personaje que despierta en mí la mayor de las identificaciones. Su transformación y búsqueda de justicia me conmovieron. Ahora bien, Clay también fue uno de los «porqué», quizá no de la misma forma y quizá no como responsable directo, pero su pasividad mató a Hannah Baker.
Poder hacer algo y no hacerlo es tan malo como no hacer nada: saber y no revelar, poder y no intentar... amar y no confesar. Clay se dió cuenta —de la peor de las formas— que el temor había robado la única oportunidad que tenía, demostrando la veracidad del cliché más repetido de la historia: vida hay una sola.
Poco a poco, Clay se da cuenta de que, a pesar de sus buenas intenciones, había fallado en una magnitud totalmente distinta: había disfrazado su amor, lo había contenido y retrasado para preservar su seguridad, para no contaminar su zona de confort. A veces, ciertas formas de respeto son las formas políticamente correctas de enmascarar el miedo.
Egoísmo e indiferencia: las causas de todos los males

«Hannah tomó su decisión. Podría haber optado con seguir adelante pero prefirió el camino fácil. Difícil es seguir viviendo a pesar de todo», eso fue el estandarte de muchos de los personajes en la serie, casualmente de aquellos que evitaban la responsabilidad.
Es que lo entiendo, las decepciones vividas nos han forzado a dejar de creer en los demás, nos han dicho «no te involucres», «no es tu problema», «si estuvieras en su situación seguro que nadie te ayudaría, ¡allá ellos!». Egoísmo lógico, proteccionista. Pero en cualquier área de la vida, cuando algo no funciona debemos cambiarlo. «Locura es hacer lo mismo una vez tras otra, y esperar resultados diferentes».

La amabilidad puede cambiar el mundo y no, no me siento un iluso al decirlo.
Si tan solo se dijeran tantos «te quiero» como insultos son profesados; si tan solo la tasa de abrazos no estuviera en números rojos; si tan solo no esperásemos a que se nos pida consejo y fuésemos lo suficientemente atrevidos como para involucrarnos en los problemas de los demás; si entendiéramos que amar no está mal y que mientras más amor, mejor; si no nos preocupásemos por el qué dirán y abandonásemos nuestros principios egoístas para dejarnos llevar por la sinceridad y el cariño, la realidad sería distinta.
Es cierto que las situaciones permanecen —sería estúpido de mi parte pensar que la realidad se borra con cariño, es más, sería una falta de respeto para con todos los que están viviendo situaciones inhumanas—, pero «lo que logramos en el interior cambiará la realidad exterior» y esa es la única magia que verdaderamente existe.
Somos parte del cambio. Tenemos responsabilidad y en nuestra boca está el poder de la vida y la muerte. Quizá, también, el futuro de una persona descanse en una simple frase:
¿Estás bien?









