Alejandro Sanz acepta que le falló a su hijo y le pide perdón

Alejandro Sanz se disculpó públicamente, a través de su Instagram, con su hijo Alexander por haberle fallado, luego de que prometió acompañarlo en un evento que para el joven era importante y anhelaba que su famoso padre estuviera a su lado.

El cantante español escribió un emotivo mensaje dirigido a su hijo en el que debido a su "maldita cabeza llena de cosas de trabajo" no recordó la fecha en la que el joven daría un concierto de Jazz.

“Él es mi hijo Alexander. El otro día le prometí ir a ver su concierto de Jazz (toca el trombón con un corazón gigante) pero le fallé y con mi maldita cabeza llena de cosas de trabajo olvidé su concierto", anotó el ibérico.

Sanz aceptó estar muy arrepentido: " Te quiero pedir perdón delante de todo el mundo. Porque no hay nada que quiera más que tú. Y porque eres un chico bueno, talentoso, inteligente y sensible y no te mereces que yo me olvide de tu concierto".

Y para concluir su mensaje, el artista le pidió comprensión a su hijo de 16 años de edad.

“Espero que disculpes a tu desmemoriado padre y que me permitas resarcirte siendo el papá que te mereces. Te amo con locura”.

Hace algunos años Alejandro Sanz confesó mediante una carta enviada a los medios de comunicación que tenía un hijo llamado Alexander, producto de una relación extramatrimonial con una mujer puertorriqueña de nombre Valeria Rivera, mientras estaba casado con Jaydy Michel.

Ahora han pasado los años y el intérprete de ‘Corazón partio’ se siente un padre orgulloso de sus cuatro retoños y encantado con Alexander porque heredó su gusto por la música.

“Como la música está en casa, todos de alguna manera, la hacemos… Alexander tiene mucha facilidad para la música electrónica. Yo ya le regalé un mini estudio para que empiece a hacer sus arreglos, y empiece a rapear un poco. Le gusta Eminem. A mí también. Creo que va bien dirigido”, comentó Alejandro en una entrevista con la revista Love.es en julio de 2016.

También te puede interesar: Entre lágrimas, la confesión más sincera de Geraldine Bazán sobre un gran amor de su vida (que no podrá recuperar)