La Sidra llegó a Francia a través de Kazajstán. Las caravanas que venían del oeste de Europa, de donde se originaron las manzanas, lanzaban los corazones y las semillas a las orillas de los caminos. Estas semillas se convirtieron en árboles de manzanas y finalmente estos árboles frutales se abrieron paso hasta Bretaña y Normandía (actual Francia), donde el clima más frío fue difícil para la producción de uva, pero ideal para el cultivo de manzana.
Todo sobre la sidra francesa

Ya en la Edad Media se mencionaban datos sobre la elaboración de la sidra y Carlomagno mencionaba su consumo en Francia en el siglo 10. Pero la invención de la prensa de sidra en el siglo 13 fue lo que masificó su consumo en toda Francia. ¿Qué diferencia la sidra francesa de sus primas españolas, británicas, o americanas?
Con su color profundo, ámbar y carbonatación más agresiva, es fácil decir si una una sidra es francesa. La dulzura de la sidra francesa es más profunda debido a un proceso llamado keeving, por lo que la fermentación se hace más lenta a través de la actividad enzimática. Este dulce es a menudo equilibrado con una sólida estructura de taninos y ácido (producido por la mezcla de manzanas tipo bittersharp y agridulces.) Y por último, mientras que las sidras estadounidenses tienen un carácter brillante, y muy ácido, el sabor de la sidra francesa es más sutil y menos fuerte.
Las sidras francesas son el perfecto acompañante de la buena comida francesa. Funcionan muy bien con salsas a base de crema, carnes blancas, y ensaladas. Cuanto más seca, más compatible con los pescados y quesos cremosos.







