¿El tamaño importa o no importa?, bueno, según la gente de Saber de Vino si importa, al menos en lo que a las botellas de vino se refiere, ¿por qué?, bueno, porque en ella se guarda un ser vivo que sigue evolucionando con el paso del tiempo.
Los tamaños de las botellas de vino

En la actualidad el vino se envasa en diferentes envases pero el más empleado es la botella de vidrio, principalmente si se busca que el vino evolucione.
Las botellas más comunes según su diseño son:
• Borgoña: Es el diseño más antiguo de botellas que se conocen. Toma su nombre de la región en la que se creó. Tiene los hombros en pendiente, lo que le confiere un aire estilizado.
• Bordelesa: Es la más común de todas. Al ser cilíndrica, permite el almacenamiento de los vinos en posición horizontal sin ningún problema.
• Rhin: Es originaria de la zona del río Rin (Alemania). Su forma es muy estilizada gracias a su altura y hombros en caída.
• Cava o Champagne: De hombros bajos y paredes muy gruesas, cuenta con una oquedad en su base para resistir mejor la presión de los vinos espumosos.
• Jerezana: Muy similar a la bordelesa, es sin embargo una aportación española. Presenta un abombamiento en el cuello y un gollete en dos fases.
Ahora bien, el tamaño, este influye en el envejecimiento y conservación del vino ya que la evolución del vino es más lenta a medida que aumenta el tamaño de la botella.
Según el tamaño son:
• Benjamín: 18 cl.
• Tres octavos: 37 centilitros.
• Tres cuartos: 75 centilitros. (la más común)
• Magnum: 1,5 litros.
• Jeroboam: 3 litros.
• Imperial: 4 litros.
• Rehoboam: 4,8 litros.
• Mathusalem: 6,4 litros.
• Salmanasar: 9,6 litros.
• Baltasar: 12,8 litros.
• Nabucodonosor: 16 litros.
• Salomón: 18 litros.







