Historia del Limoncello: un licor italiano por excelencia

Si has estado en Italia, tiene que sonarte. El Limoncello es símbolo de orgullo para los italianos, y todos te dirán que tiene un alto poder digestivo. De hecho es muy habitual consumirlo justo después de copiosas comidas. Hoy queremos contarte su historia, o mejor dicho, la leyenda sobre ella, porque son varias, y de momento, no parece que ninguna de ellas tenga razón plena sobre las demás. Y es que como buen licor famoso, son muchos los que quieren su autoría.

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Una historia: muchas leyendas

Se dice que el Limoncello lo inventó María Antonia Farace a finales de 1800. Ella tenía una granja de la que sacaba sus limones y luego vendía la bebida en una taberna cercana. 

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Sin embargo, las provincias de Sorrento y Amalfi tienen versiones distintas. Aseguran que el limoncello es muy anterior a esta fecha y asocian los orígenes a las primeras plantaciones de limón en la zona. Para muchos, era una forma de combatir el frío para trabajar en el campo. Otros dicen que fueron unas monjas las que lo crearon inspirándose en su dulce sabor en contraste con lo agrio del limón

La verdad no es de nadie

De momento, lo único cierto es que fue Massimo Canale, el bisnieto de la primera que hemos mencionado el que registró en 1988 por primera vez la palabra Limoncello. Todo lo demás, queda en leyendas sin probar que siempre nos gusta conocer a fondo.

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Probablemente sean muchas las historias tras bebidas que luego se hicieron famosas. Sin embargo, la del Limoncello es bastante peculiar. De hecho, que se piense que tiene años de historia, pero que su leyenda sea tan nueva, ya que se remonta al siglo XIX, y que el primer registro se produzca tan tarde hacen que tenga todavía más interés. Desde luego, el  Limoncello conquista a todos por su sabor y por su tradición, aunque no sepamos la verdad de ella.

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