De seguro que habrás escuchado que en los países en los que más frío hace, es mucho más habitual el consumo de alcohol para poder entrar en calor. Sin embargo, como tantas otras afirmaciones populares, esto no es del todo cierto, y en este caso queremos explicarte dentro de nuestro apartado de curiosidades qué es lo que ocurre cuando bebemos alcohol, y si es real esa sensación de que nuestro cuerpo está más caliente.
¿Entramos en calor cuando bebemos alcohol?
Por:Univision
Calor por el alcohol
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No vamos a discutir la sensación que tienes cuando bebes un par de copas. Si antes hacía frío, ahora parece que tienes menos. Y si antes la noche estaba bien, ahora parece que hasta estás comenzando a sudar. Evidentemente ese efecto de que nos suba la temperatura es real, aunque no lo es del todo. Se trata simplemente de un engaño sensorial.
Tú sientes más calor porque el cerebro envía una señal que es perceptible, pero la realidad, la temperatura corporal que tenemos en los órganos vitales, no muestra tal aumento de temperatura, sino más bien todo lo contrario.
Un engaño de temperatura peligroso
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Lo que ocurre cuando sentimos frío es que nuestro cuerpo opta por dar prioridad a los órganos internos, aumentando el flujo de circulación hacia ellos. Es por ello que para ti, la sensación de frío es mayor de la real, ya que la sangre se concentra en las partes necesarias para mantenerte con vida. Sin embargo, cuando consumimos alcohol, uno de los efectos que se provocan en nuestro organismo al hacer frío es que esa sangre deje de estar concentrada en el torrente interno, y se obliga a volver a la superficie de los vasos sanguíneos.
Es en estos en los que nosotros sentimos la sensación de calor al beber el alcohol. Sin embargo, es solo eso, una sensación, porque la temperatura sigue siendo la misma. Y precisamente ese engaño de no sentir el frío por el alcohol puede hacernos, en temperaturas extremas entrar en hipotermia. Es por ello que resulta tan peligroso consumir alcohol por ejemplo y no disponer de un lugar y abrigos para cubrirse del frío. Porque podemos estar no sintiendo lo que es real, y bajar la guardia.
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