El champagne es una bebida habitualmente asociada a momentos de celebración o festejo, o simplemente como un lujo que no todos pueden darse: algo refinado y de buen gusto. Por lo que si uno planea en algún momento realizar un evento, una celebración, invitar a otras personas a una gran fiesta, o brindar con su pareja por una buena noticia, lo más conveniente es estar preparado para estar a la altura de las circunstancias y servir el champagne como es debido.
Cómo servir champagne
Procedencia
Lo primero que hay que saber es que el champagne es una variedad específica de vino espumante. Habitualmente, se llama de forma genérica «champagne» a todos los vinos espumantes blancos, pero el verdadero champagne es el elaborado precisamente en la región de Champagne al norte de Francia. En esa región se dan las condiciones climáticas y geográficas que hacen que la calidad de este tipo de vinos sea la mejor cuando allí se produce. Por eso, si se desea servir un buen champagne lo ideal es que sea de este tipo, aunque —en verdad— si la ocasión corresponde a un alegre festejo nadie va a reparar en la procedencia de la bebida, y aún así hay otros vinos espumantes provenientes de España, Alemania o Italia que también son de muy buena calidad.

Temperatura
Antes de servirlo, el champagne debe ser llevado a la temperatura ideal. Esto es: no llevarlo a punto de congelar (como se hace con otras bebidas efervescentes, por ejemplo, con la cerveza) pero sí enfriarlo hasta alcanzar aproximadamente los 7ºC, y luego de alcanzar esta temperatura, mantenerlo frío, si es posible dentro de un hielera y con la botella envuelta en una tela, para que el contacto con el hielo no altere el nivel de efervescencia.

Copas
Luego de que la temperatura es la adecuada, llega el momento de servirlo. El champagne debe ser servido en una copa fina de pie largo (la típica copa de champagne) o sino en una copa con forma de tulipán. Este tipo de copas propician que las burbujas suban hacia el borde y a que se concentre el aroma del vino espumante. Nunca se debe congelar o enfriar la copa porque esto disminuye el sabor.

Servirlo
Es importante al servirlo, inclinar la copa para que la bebida no golpeé directamente el fondo y se reduzca la efervescencia. Luego, se sirve una cantidad pequeña en cada copa para que se asienten las burbujas y no se derrame, y por último sí se llenan las copas hasta el nivel deseado.

Luego de seguir estos pasos, solo resta chocar las copas y disfrutar del sabor refrescante y el burbujeo del champagne.





