Dos semanas antes de ser asesinado, el pequeño Gabriel Fernández escribió, como parte de un trabajo escolar, varios mensajes de afecto en tarjetas del Día de las Madres del año 2013 que nunca llegaron a las manos de su mamá. La maestra de primaria de Gabrielito encontró esas notas guardadas en el pupitre, pero lo que leyó la llenó de ira al enterarse días después de que la persona a quien iban dirigidos las cariñosas e inocentes frases, era una de las presuntas responsables de haberlo torturado y matado.