Trump habla de "salud mental" y no de problema con las armas tras el tiroteo en una iglesia en Texas

"Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas", afirmó sin entrar en el debate sobre el control de armas, como tampoco lo hizo con el tiroteo contra un concierto en Las Vegas hace cinco semanas, pese al reclamo de algunos sectores de la sociedad.

Video Trump sobre el tiroteo en una iglesia de Texas: "Es un problema de salud mental"

Un nuevo tiroteo perpetrado por un civil contra un grupo de ciudadanos en una pequeña comunidad. Un nuevo interrogante sobre cuál será la reacción del presidente ante los crecientes reclamos sobre un mayor control de armas para evitar estos sucesos que involucran armas compradas libremente en el país que acaban con decenas de muertos en un mismo incidente.

El presidente Donald Trump, que se encuentra de gira por Asia, apuntó a problemas de "salud mental" y no de armas como la causa de espisodios perpetrados contra una iglesia baptista en una pequeña comunidad en Sutherland Springs, Texas, en el que este domingo murieron al menos 26 personas y otra veintena resultaron heridos.


Al inicio de la comparecencia ante la prensa junto al primer ministro japonés, Shinzo Abe, Trump envió sus condolencias a los familiares de las víctimas y dijo que EEUU " siempre es más fuerte cuando estamos unidos".

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El mandatario consideró el "espantoso tiroteo" como un "acto de maldad", pero volvió a descartar que las armas sean un problema en Estados Unidos.

"Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas", declaró Trump en rueda de prensa en Tokio, primera escala de su viaje internacional, evitando así entrar en el debate sobre un mayor control del aceso a las amas en el pais, como reclaman algunos sectores.

El atacante, que según varios medios estadounidenses se trata de un exmilitar de 26 años dado de baja de la Fuerza Aérea tras ser sometido a una corte marcial en 2014, abrió fuego contra la Primera Iglesia Bautista de la localidad y luego continuó con la masacre en el interior.

El tirador logró huir pero fue encontrado muerto dentro de su vehículo poco después, sin que se sepa si se suicidó o si alguien disparó contra él. De momento se desconocen los motivos del ataque.

Según indicó una fuente a la cadena CNN, el atacante compró legalmente su arma en abril de 2016.

Entre las víctimas está la hija del pastor de la iglesia, Annabelle, de tan sólo 14 años; una mujer embarazada sus suegros y tres hijos.

Debate sobre las armas

La masacre ocurrió tan solo cinco semanas después de la mantanza perpetrada desde un casino en Las Vegas contra los asistentes a un concierto de música country, que dejó un saldo de 58 muertos y se convirtió en el más mortífero cometido en EEUU.

Más de 33,000 personas mueren en Estados Unidos víctimas de las armas de fuego (22,000 de los casos son suicidios) anualmente, según un reciente estudio de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC).

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Sin embargo, pese al debate que se suele reactivar después de cada tiroteo sobre quién debe tener acceso a las armas pocas medidas concretas llegan a adoptarse, principalmente por el peso del potente lobby en favor de las armas de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).

Trump, que durante la noche dijo en un mensaje de Twitter que estaba monitoreando la situación, eludió la polémica expresando el apoyo de su gobierno "al gran Estado de Texas y a todas las autoridades locales que investigan este horrible crimen" y su solidaridad con las familias afectadas.

"Nos faltan las palabras para expresar la pena y el dolor que sentimos", dijo.

El expresidente demócrata, que lideró una iniciativa para aumentar los controles al acceso de armas, lamentó el incidente y en un mensaje de Twitter pidió: "Que Dios nos conceda a todos la sabiduría de preguntarnos qué medidas concretas podemos tomar para reducir la violencia y las armas entre nosotros".