Relato de los bomberos de la noche de horror en la que se descubrió el camión de inmigrantes en San Antonio

Un oficial de esa ciudad asegura que nunca habían respondido a un incidente masivo de tal magnitud. Un altar con diez cruces y botellas de agua recuerda ahora a las víctimas mortales de la tragedia en aparcamiento de Walmart donde se estacionó el tráiler.

Video Un calor extremo: eso fue lo que sintieron los inmigrantes que iban en el tráiler del camión de San Antonio

SAN ANTONIO, Texas.- Pegado a la interestatal 35, el estacionamiento tras el Walmart del sur de San Antonio parece un lugar apartado en el que no llamar la atención con un camión de 18 ruedas lleno de inmigrantes. Pero cuando el chofer James Matthew Bradley Jr. abrió las puertas plateadas de su tráiler, el horror que había dentro era tal que no tardó en provocar la mayor emergencia masiva a la que haya respondido el Departamento de Bomberos de esta ciudad de Texas. Así lo cuenta a Univision Noticias, Joe Arrington, el oficial del información pública de ese cuerpo.

Era la madrugada del pasado domingo. Poco después de las 12 de la noche, un empleado de la tienda acababa de llamar al 911 avisando de un extraño camión en el parqueadero. La Policía llegó a las 12:23 am y, seis minutos después, los bomberos. Había gente por doquier y todo pasaba demasiado rápido. Arrington explica que tuvieron que desplazar al lugar 40 unidades de bomberos, incluyendo dos helicópteros que sobrevolaban el edificio del Walmart de la 8538 Interstate 25, así como camiones de rescate. "Es el mayor incidente masivo al que hemos respondido", incide. Casi con la misma velocidad que llegaban los vehículos de emergencia, se marchaban con heridos.

En los primeros minutos de la emergencia, la dificultad era saber a quién atender entre los 39 inmigrantes indocumentados hallados dentro y fuera del camión (se sabe por las cámaras de seguridad que otros huyeron antes). De los encontrados allí, 8 estaban muertos y otros más estaban en situación extrema tras un viaje de pesadilla. Por lo declarado por el chofer y algunos de los sobrevivientes, se estima que habían pasado por más de dos horas de viaje desde Laredo, en un tráiler sin ningún tipo de ventilación más allá de un hueco que hallaron en la estructura de acero y por el que hicieron turnos para respirar.

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Arrington asegura que los indocumentados comenzaron a ser marcados con etiquetas de colores según la gravedad de su situación. Las rojas eran para aquellos que tenían que ser trasladados inmediatamente para recibir atención médica; las amarillas, para quienes podían esperar; las verdes para los que solo necesitaban un poco de agua; y las negras para los muertos.

Quienes estaban más graves fueron llevados a los dos hospitales especializados en trauma de San Antonio: el universitario y el militar. El resto fue trasladado a otros centros cercanos, como el North Central Baptist Hospital y el Methodist.

Como detalla Arrington, sin refrigeración por más de dos horas, el tráiler pudo alcanzar un calor similar al de un horno de cocina. Explica que ese golpe de más 100 grados Farenheit –tal como pasó– puede generar daños tan severos como la muerte en cualquier persona. "Quienes sobrevivieron tienen suerte de estar vivos". En las siguientes horas, dos más de estos inmigrantes murieron en el hospital.

Una tragedia que no imaginaron

Tres mexicanas están paradas este jueves frente al árbol de Walmart que ha servido de altar para los indocumentados fallecidos. Son la hija, la madre y la abuela de una familia de mexicanas que viven a unos pasos de esta tienda.

"Mi hija escuchó los helicópteros esa noche", cuenta la madre de 37 años, Sandra Contreras. "Pero nunca nos dijo, pues pensaba que volaban de camino a otro lugar, no al Walmart".

Pero la tragedia se vivía más cerca de lo que creían. En el estacionamiento de la tienda las luces rojas de las cocteleras policiales giraban iluminando el lugar y las ambulancias entraban y salían.

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Los vecinos de la zona intentan entender la escena. Incluso en el altar colocaron unos lentes oscuros que fueron hallados en un monte cercano a donde se estacionó el camión y, especulan, pudieron haber pertenecido a cualquiera de los indocumentados que cayó desmayado o que intentó huir.

La abuela de 60, Josefina Carranco, fue la que insistió este jueves en acercarse al árbol que ha sido rodeado por las diez cruces –una por cada muerto–, carritos de juguete, botellas de agua, peluches y flores. Incrédula, necesitaba comprobar que la tragedia que escuchaba en las noticias y que le leían desde el Facebook era cierta. "Es la primera vez que le pido a mi hija que me traiga para acá".

Pero frente al árbol ya no le quedan dudas y entonces, habla de la tristeza que siente por los indocumentados, los muertos y los sobrevivientes. "Quisiéramos poder haberlos ayudado, pero no logramos salvarlos ni darles agua apenas llegaron".