8 detalles que quizá te perdiste de la primera celebración de Pascua de Melania y Donald Trump en la Casa Blanca

Con solo 21,000 invitados y sin pomposas estrellas para un show central, el presidente pareció robarse toda la atención con algunas desatinadas actitudes como no poner su mano en el pecho durante el himno y lanzar a la multitud la gorra de un pequeño que le pidió que se la autografiara. Mientras tanto, Sean Spicer y Melania Trump leyeron cuentos infantiles.

Con 21,000 invitados se realizó la primera celebración de la Pascua en la Casa Blanca bajo el mandato de Donald Trump
Con 21,000 invitados se realizó la primera celebración de la Pascua en la Casa Blanca bajo el mandato de Donald Trump
Imagen Getty Images

1. Tan solo 21,000 invitados de Trump versus 32,000 en el primer año de Obama

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Los analistas políticos se han apresurado en resaltar cómo en la primera celebración del huevo de Pascua que se realizó en la Casa Blanca bajo el mandato de Donald Trump asistieron no más que 21,000 invitados. La cifra es efectivamente baja si se le compara con las últimas celebraciones llevadas a cabo durante el gobierno de Barack Obama que alcanzaron, por ejemplo, 37,000 invitados en 2016 y 32,000 en 2009, en su primer año de gobierno.

2. Los huevos se pidieron tarde

Solo se pidieron 18,000 huevos para que los niños jugaran y nadie sabe a ciencia cierta si el bajo número se debió a que efectivamente la comanda se hizo muy tarde. Esto se hizo evidente gracias al tirón de orejas público que en Twitter le envió el fabricante de los tradicionales huevos a la primera familia. Clamando a Melania y a Ivanka Trump por igual, la empresa Wells Wood Turning dijo el pasado 20 de febrero: “El plazo máximo para la fabricación de los huevos de Pascua está cerca. Por favor comuníquense con nosotros”.

Stephanie Grisham, directora de comunicaciones de la primera dama, explicó que más bien se había pensado en una celebración más pequeña "pensando en los niños".

3. La celebraciones de Pascua harán que se evalúe el desempeño de Melania y la Casa Blanca

Las comparaciones numéricas podrían parecer insignificantes sino fueran eco de algo más. La celebración del huevo de Pascua, no solo es un evento que se celebra desde 1878, que es el más grande que se lleva a cabo al interior de la Casa Blanca y el que ha permitido que sus puertas se abran al público, sino que es, sobre todo, la comprobación de que el presidente y la primera dama pueden ocuparse de los asuntos logísticos y protocolarios al tiempo que rigen el destino del país. Como lo detalló un exasesor de la Casa Blanca, durante la celebración de Pascua "se llegan a entre de 7 a 8 diferentes escenarios, en donde hay que atender con actividades y deportes a los visitantes por más de 5 horas consecutivas".

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En otras palabras, entre las tensiones nucleares con Corea del Norte, los desacuerdos con Rusia frente a Siria, entre las leyes migratorias y el reemplazo del Obamacare, la celebraciones de Pascua en la Casa Blanca son el momento en el que el presidente, pero sobretodo la Primera Dama, dan cuenta de su capacidad de llevar las riendas de su propia casa. “Es el evento de más alto nivel que tiene lugar en la Casa Blanca y tras él, la Casa Blanca y la Primera Dama son evaluados a ver qué tan bien lo hicieron", le dijo a The New York Times Melinda Bates, quien organizó esta tradición durante cinco años en la administración de Bill Clinton.

4. En lugar de Beyoncé, una banda desconocida de Nashville

En esta ocasión, tampoco hubo pomposos invitados como en su momento ocurrió con la aparición de Beyoncé, Justin Bieber o JK Rowlling. Esta vez la familia Trump contrató a una banda de seis personas de Nashville para el entretenimiento y dejó que el presidente fuera el mayor protagonista, usando su aparición en el balcón para incluso lanzar advertencias políticas: “Seremos más fuertes, grandes y mejores como nación que nunca antes. Estamos yendo en la dirección correcta. Ustedes ven lo que está pasando pero vamos en la dirección correcta”.

Video Trump habla de política en el tradicional mensaje de pascua

Aunque más allá de las odiosas comparaciones, la celebración de Pascua fue el momento para que el electorado pudiera saber de nuevo, después del día de la inauguración, del president electo y de su familia. Así, en el transcurso del programa algunos momentos se hicieron memorables.

5. En la interpretación del himno Trump tiene un olvido

Una vez el himno nacional empezó a sonar, Barron y Melania posaron su mano sobre el corazón, un gesto que no pareció tan necesario para el presidente, quien sin embargo, fue sutilmente alentado por su mujer con un empujón de manos, para que subiera la suya y la posara en el pecho.

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6. El presidente tira a la multitud la gorra de un pequeño

Luego, ante la emoción de muchos de esos pequeños que por fin tendrían la oportunidad de conocer a su presidente, uno le entregó su gorra con el lema ‘Make America Great Again’ para que Trump se la firmara. Una vez el presidente la firmó, lanzó a la multitud la gorra olvidándose por completo del dueño de aquel preciado objeto. "Aquí vamos chico", dijo.

7. Sean Spicer lee cuentos de niños

Sean Spicer leyendo cuentos infantiles durante las celebraciones de Pascua en la Casa Blanca.
Sean Spicer leyendo cuentos infantiles durante las celebraciones de Pascua en la Casa Blanca.
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Todos esos devotos seguidores del gobierno de Trump pudieron también ver a Sean Spicer –el mismo que otrora estuvo bajo el disfraz de conejo de Pascua durante la administración Bush– alejándose de las inconsistencias históricas sobre Hitler y la segunda Guerra Mundial para leer cuentos para niños.

8. Melania Trump se pasea segura por la Casa Blanca

Donald Trump, Barron y Melania Trump en las celebraciones de Pascua en la Casa Blanca.
Donald Trump, Barron y Melania Trump en las celebraciones de Pascua en la Casa Blanca.
Imagen Getty images


Y finalmente, todos pudieron ver a Melania Trump caminando y recorriendo los prados de la Casa Blanca, una rareza considerando que la primera dama no habíta aún en el recinto de gobierno. “Esta es la primera vez que mi esposo y yo acogemos esta gran tradición”, concluyó la primera dama que después de especulaciones, retrasos y comparaciones de bajas asistencias, pudo llevar a buen término (al menos ella, no sabemos si su marido) su primera prueba de fuego.


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