Austin-. Donald Trump puso rostro a la seguridad fronteriza y al rechazo para la inmigración ilegal en Texas, donde encontró un público ávido por escucharlo en Luedecke Arena, Austin.
Donald Trump vuelve a Texas para dar forma a su nuevo discurso sobre inmigración
Luego de un par de semanas difíciles en su campaña, el magnate desafía la lógica política y vuelve a este estado tradicionalmente republicano.

El candidato republicano compartió su protagonismo luego de un día intenso de eventos para recaudar fondos y llamó a las madres de jóvenes que murieron a causa de crímenes cometidos por indocumentados para que compartieran el escenario con él.
"Esta elección decidirá si tenemos una frontera, un país. Hoy me reuní con las madres de jóvenes que murieron por manos de inmigrantes ilegales. Hillary Clinton nunca oirá sus historias, no tiene el corazón", dijo Trump antes de hacerlas subir al escenario.
"Trump parará ese asesinato de estadounidenses. Mi hijo fue torturado, molestado, le prendieron fuego. Somos una familia común, si me pasó a mí, les puede pasar a ustedes”, aseguró una de las madres.
"El señor Trump es el único que protegerá a sus familias", dijo otra integrante del grupo.
El magnate además invitó a representantes de la Patrulla Fronteriza que le han dado su apoyo. "Sólo arrestamos de un 40 a 60% de quienes cruzan la frontera, Donald Trump cambiará eso. Nuestros hogares no están seguros hasta que Donald Trump no cambie esto”, dijo el representante de la Patrulla Fronteriza.
El candidato republicano no llegó solo a Texas a defender su plan de inmigración, lo acompañaba el senador republicano de Alabama Jeff Sessions, uno de los halcones en contra de la inmigración ilegal en el Congreso.
Trump dedicó una parte importante de su discurso a este tema, despertando la protesta y expulsión de varios manifestantes a quienes catalogó como "carentes de energía".
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Allí reforzó su promesa de construir el muro entre Estados Unidos y México y hacer que Los Pinos pague por ella. Esta afirmación enardeció al público. "Construye el muro", gritaban sus seguidores. Al hablar de cómo pagará México, aseguró que el país tiene un déficit comercial gigantesco con Estados Unidos y “lo harán".
El millonario también dijo que entre 2011 y 2016, unos 200,000 inmigrantes indocumentados llegaron a Texas y fueron responsables de más de medio millón de crímenes.
"Clinton quiere una frontera abierta, quiere darle Obamacare a inmigrantes ilegales, incluso mejores beneficios que para los veteranos, quiere dar una amnistía masiva, apoya las ciudades santuario. Vamos a votar por el Presidente Trump y lo pararemos", aseguró.
Con él sin importar nada
Desde las 10:00 am los seguidores de Trump comenzaron a formarse en Luedecke Arena, ubicado en el Centro de Exposiciones del Condado de Travis. El entusiasmo era evidente, la mayoría de ellos no recuerda la última vez que un candidato republicano visitara el estado tan cerca de la elección. Ahora sienten que la campaña los necesita y aquí están.
"¡Si no votan por Trump este país se irá a la ruina!", gritaba uno de los asistentes a los autos que pasaban por Decker Lane, mientras agitaba una bandera de Estados Unidos. "¿Cómo no lo entienden?", repetía una y otra vez.
Su estilo no fue la excepción, sino más bien el factor común del público que llegó a mostrar su apoyo al candidato republicano.
Katy Kanutsen viajó especialmente desde San Antonio en un bus que partió en la sede del partido republicano. “Me sorprende que haya regresado tan luego a Texas pero me imagino que encontró un real apoyo aquí. Además si tienes tu propio avión puedes ir donde quieras”, dijo.
Otro de sus seguidores Michael Lockbort, quien viajó desde Dallas, lo vio como una oportunidad. “Faltan sólo dos meses para la elección y él vino aquí con nosotros, eso nos da una voz. Él se interesa por nuestros problemas, por lo que se vive acá en la frontera, estar acá es un gran privilegio”, comentó, mientras esperaba bajo un sol intenso con 38 grados celsius en el ambiente.
Ciertamente que un candidato republicano visite Texas tan cerca de la elección es extraño. Después de todo es un estado rojo duro, que no se ha inclinado por un candidato demócrata desde 1976.
El último republicano que realizó un evento público en Texas a estas alturas de la campaña fue Bob Dole en 1996.
Cuando los estados competitivos son esenciales, los candidatos suelen enfocar sus recursos y tiempo en ellos. Pero ya es sabido que Trump no sigue las reglas tradicionales de la política.
"Es maravilloso volver a Texas. La gente acá es independiente y libre, me encanta estar acá", dijo Trump al iniciar su discurso.
Dinero, dinero, dinero
Esta no es la primera vez que el magnate visita el estado, en junio pasado realizó dos encuentros públicos en Dallas y The Woodlands además de eventos de recaudación de fondos.
Al iniciar este mes Hillary Clinton tenía $58 millones de dólares en las arcas de su campaña, mientras Trump llegó a $37 millones.
Precisamente cuando el dinero no sobra en la campaña, los bolsillos tejanos son un objetivo necesario y codiciado, que puede explicar la presencia de Trump en el estado.
Apoyo local
Durante el día el candidato republicano participó en un almuerzo para recaudar dinero en Forth Worth, luego llegó a Austin y grabó una asamblea ciudadana junto a Fox News sobre seguridad fronteriza e inmigración que será transmitido la noche del martes y miércoles.
El millonario estuvo luego en una cena de recaudación de fondos en Headliners Club y culminó la jornada en Luedecke Arena.
Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York introdujo a Trump, sin mencionar -irónicamente- al gran elefante en la habitación: la ausencia de republicanos claves en el estado que vinieran a respaldar a Trump.
El gobernador Greg Abbott dijo que no podría asistir, ya que estaría en el hospital tratándose unas quemaduras que sufrió mientras vacacionaba con su familia el mes pasado. Aunque ha dicho que respalda a Trump, eso no se ha traducido en su participación en la campaña.
El senador Ted Cruz, quien juega de local en Texas, brilló por su audiencia y hasta ahora se ha rehusado a apoyar al magnate.
Los expresidentes George W. Bush y George H. Bush, con fuertes raíces en Texas, también estuvieron ausentes y se negaron a dar su apoyo. George P. Bush quien es contralor de tierras en el estado y dijo que había que respaldar al nominado republicano, tampoco participó en el evento de Austin.
"Me encanta Trump, me encanta su estilo, estoy 100% de acuerdo con su postura sobre la inmigración ilegal. Que se avergüencen los republicanos que no vienen a apoyarlo. No son verdaderos conservadores", dijo Bertha Salinas, quien se autodenomina "hispana por Trump".
"Yo he vivido en diversas partes de la frontera y me tuve que mudar por este problema", agregó.
Las figuras que sí estuvieron cerca de Trump durante este viaje fueron el exgobernador Rick Perry y el actual vicegobernador Dan Patrick.
En el evento en Luedecke Arena, Rick Figueroa, político y empresario local y uno de los miembros del Comité Nacional Para Hispanos en la campaña, insistió en que "si no votan, es un voto por Hillary".
"Es suficiente, no podemos entregar el país, dejar que desaparezca", explicó.
"Tuvimos una reunión con Trump y nos escuchó, nos pidió que habláramos desde el corazón. Un tipo vino conmigo hace 8 años y me dijo 'sí se puede' y no hemos logrado nada", agregó.
Se esperaba que un grupo amplio de personas protestara en el exterior del recinto, pero la atención se centró en Robert Morrow, presidente del partido republicano del Condado de Travis, quien logró entrar a Luedecke Arena con un cartel que acusaba a Trump de ser un “violador de niños”, pero fue rápidamente expulsado por la policía.
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