CIUDAD DE MÉXICO, México.- En apenas 26 días de 2017, el peso mexicano registró una depreciación de 1.5%. Los tuits y las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han sido señalados como los culpables de la pérdida de valor de la divisa azteca. Pero lo cierto es que la moneda es tan débil, que en este momento cualquier suceso en cualquier parte del mundo podría hacerle daño.
El peso mexicano ya iba en caída (y Trump le da un empujón)
Economistas atribuyen la sensibilidad de la moneda mexicana a un manejo erróneo de las finanzas públicas, a la baja popularidad del presidente y a la alta dependencia comercial de Estados Unidos.


Analistas económicos explican que las políticas monetarias a nivel interno son las que hicieron del peso una de las monedas más sensibles del mundo. De no haber un cambio de política en la materia, se espera que para 2018 –año en que concluye el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto– llegará a los 26 pesos por dólar, con lo que acumularía una devaluación superior al 51.2% con respecto a su valor de hace seis años (12.68 pesos por dólar, en promedio).
En este momento el peso es sensible a cualquier “resfriado” por cuatro factores: la alta dependencia de los ingresos petroleros –que representan cerca del 30% de los ingresos del Estado–; la creciente deuda pública; la falta de diversificación de las exportaciones; y el alto nivel de gasto del gobierno.
“Ahorita es la coyuntura por el factor Trump, pero hay una serie de factores que existen desde hace mucho tiempo y que no se han corregido. Existe un déficit comercial de la balanza de pagos de unos 11,000 millones de dólares que se viene manteniendo desde 2013-2014; estamos en una situación deficitaria por compras de bienes y servicios porque salen más dólares de los que entran”, explicó Antonio Ruiz Parras, economista de la Universidad de Guadalajara.
Siete de cada 10 pesos que se gastan en el país están vinculados a productos extranjeros, lo cual, a juicio del especialista, es una muestra de la dependencia que tiene México del exterior.
“Los fundamentos más sólidos de la economía están en riesgo: el gobierno tiene problemas para bajar su déficit público, trae una deuda ascendente, tenemos menos ingresos petroleros y ya no puede aumentar impuestos para no afectar más a la población y eso lo ve el exterior. Por ello amenazas, como la de Estados Unidos hacen que el tipo de cambio sea más sensible. Trump, sólo es una parte del problema”, reiteró Jorge Gordillo Arias, analista del mexicano CiBanco.
Pruebas de sensibilidad
La prueba de que el peso mexicano es sensible a todo, señalaron los analistas, es lo que ocurrió luego de la votación a favor del Brexit en Reino Unido en junio del año pasado: la moneda mexicana fue una de las cinco que más se depreció tras el referéndum.
Gordillo citó el ejemplo de la crisis inmobiliaria de 2008 en Estados Unidos, que inmediatamente golpeó a la moneda azteca. “El peso estaba en uno de sus mejores momentos en mucho tiempo. Si no hubiéramos estado tan vinculados, el daño en México hubiera sido menor y en lugar de habernos tardado años en recuperarnos, lo hubiéramos hecho inmediatamente”.
En lo que va de año, uno de los días en los que el dólar ha estado más caro es el 20 de enero, fecha en la que Trump tomó posesión del cargo.
Una de las fechas en las que el peso tuvo sus niveles más bajos en 2016 fue el 9 de noviembre, un día después de la elección de Trump, cuando registró un descenso de 8.41% con respecto a la cotización de la jornada anterior.
“Probablemente en algunos días no ubiquemos nada que tenga que ver con Trump, pero sí algo que afectó a Estados Unidos y nos pegó de rebote. Si estuviéramos más diversificados, seríamos menos sensibles”, insistió Gordillo.
¿Qué hacer?
El catedrático de la Universidad de Guadalajara considera que una de las acciones que se deben emprender inmediatamente para defender al peso es reducir lo máximo posible el gasto del gobierno “particularmente en sueldos y salarios, y también resolver los problemas de corrupción en el sector público. Hay que decir que sí se necesita hacer un reajuste del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) orientado básicamente a que el comercio no sea deficitario; esto significa que hay que promover el mercado interno”.
Gordillo, por su parte, afirma que en este momento, uno de los principales enemigos del peso es la falta de confianza de los ciudadanos en su presidente, lo cual ya percibieron los mercados desde hace tiempo. “Eso más que nada hace al peso sumamente vulnerable porque los inversionistas no ven certeza. En un país que no confía en su presidente, sus capitales peligran porque puede pasar cualquier cosa”.
Cuando asumió el poder, Enrique Peña Nieto recibió el tipo de cambio en un promedio de 12.68 pesos por dólar. Si se cumplen las expectativas de los economistas y su sexenio termina con un dólar en 26 pesos, “podría ser terrible para México”. “Por eso son importantes las acciones que se tomen en este momento para romper la dependencia comercial de Estados Unidos, fortalecer el consumo interno y enderezar el manejo de las finanzas públicas y la política monetaria”, finalizó Gordillo.
En fotos: la devaluación del peso mexicano en 15 años










