Fiebre por los Cubs llega hasta la cabellera de los fanáticos en Chicago

Peluquero en Illinois realiza diseños inspirados en el equipo y en sus jugadores que luchan por ganar la Serie Mundial.

Video La fiebre por los Cubs llegó hasta el cabello

CHICAGO, Illinois. A muchos fans de los Cubs, el amor por el equipo les corre por las venas. No hay duda de que muchos tienen la camiseta bien puesta, pero hay quienes presumen su pasión incluso en la cabellera.

Jhonatan Sánchez, peluquero colombiano lo sabe bien y es que asegura que está semana ha sido sumamente emocionante para él, porque le ha tocado salir de la rutina y complacer a sus clientes con diseños inspirados en los Cubs, que están jugando la Serie Mundial, después de 71 años de no llegar al Clásico de Otoño.

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Sánchez cuenta que desde el sábado, el día en que el equipo ganó el banderín de la Liga Nacional, sus clientes comenzaron a llegar a su peluquería “Modern Grooming Barbershop” en Round Lake Beach, poblado localizado a una hora al noroeste de la Chicago, pidiendo diseños alusivos a los Cubs.

Hay desde los diseños más sencillos como el logo del equipo. A otros más complicados como el rostro de Javier Báez.

Hacer la cara del infielder de los Cubs le tomó a Sánchez cerca de tres horas, porque tiene mucho detalle.

Jhonatan contó a Univision Chicago que comienza el proceso seleccionado la foto que quiera crear. Después cada paso es mucho más meticuloso.

“Usó tres máquinas y una cuchilla para limpiarlo, ya después viene el diseño y lo qué se va a resaltar más”, cuenta Sánchez.

Posteriormente, dependiendo del diseño, le pone color con lápices.

Un diseño relativamente simple cuesta 50 dólares. Otros como el de los rostros de los jugadores pueden valer varios cientos de dólares.

Lo que más le gusta es “la reacción del cliente. Me encanta", cuenta Sánchez.

"Los fanáticos hoy en día, quieren hacer lo más loco que se pueda hacer", agrega.

Sobre si Sánchez cree que esto le dará suerte al equipo en la Serie Mundial, y finalmente, después de 108 años, hacerse con el ansiado título, el peluquero no lo duda: “Claro que sí”, contesta.

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