El calentamiento global no nos matará, lo que nos espera es muchísimo peor
Al pensar en las consecuencias del cambio climático, muchas personas se imaginan el fin del mundo. Así, como si fuera un suceso repentino, catastrófico, en el cual la Tierra dejará de existir de un momento a otro. Pero la realidad es mucho más aterradora, porque sus efectos empeorarán y se diversificarán, incluso con nosotros aún habitando el planeta.
Las consecuencias del calentamiento global
El mundo, a pesar de ser tan extenso, presenta conexiones importantes entre cada uno de sus ecosistemas. Es como el cuerpo humano: si un órgano comienza a fallar, se desatará una mortal reacción en cadena. Por esta razón las consecuencias del calentamiento global deben verse como un proceso estilo bola de nieve, y no como un apocalipsis que simplemente llegará y fin.
En la actualidad ya resentimos algunos de los efectos del cambio climático: lluvias intensas, sequías extremas, peligrosas inundaciones. Dichos sucesos continuarán y se volverán más graves, al punto de afectar el tejido social y las actividades económicas. Aspi podría verse la Tierra entre el 2050 y el 2100 si no comenzamos a combatir este fenómeno:
#1 Ciudades con climas extremos
Comencemos con el escenario que vemos más cercano. La NASA señala que los cambios que el calentamiento global provocó en el mundo seguirán sucediendo a lo largo de este siglo, e incluso hasta el siguiente. La temperatura no dejará de aumentar, lo cual provocará aún más sequías, lo que dificultará la producción de alimentos, y habrá huracanes más destructivos.
También se estima que los patrones de lluvia cambien, lo que las volverá más impredecibles y abundantes, hasta en regiones donde no suele precipitar con frecuencia. Dichos efectos se sentirán más en las zonas urbanas. La salud de los seres humanos y animales se verá comprometida.
Más o menos en el 2050 el Ártico estará completamente libre de hielo durante el verano. El deshielo y las lluvias aumentarán el nivel del mar en todo el mundo, lo cual afectará de forma directa a las poblaciones cerca de las costas. Los daños a la infraestructura y edificios no podrán evitarse. Esto desplazará a poblaciones enteras a otras ciudades porque literalmente se quedarán sin casa.
#2 Escasez de alimentos y agua potable
Los cultivos se dan por temporadas y necesitan de un clima específico para crecer. Con los cambios tan radicales en las estaciones, temperaturas y lluvias, se alterará el orden de la naturaleza. De acuerdo con el reporte 2014 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, las regiones rurales serán las que la pasarán peor en este sentido, al perder tanto su comida como el sustento de su trabajo.
La escasez de agua también será preocupante. Pero, ¿por qué si las lluvias serán más intensas? La cuestión está en que los mayores depósitos de agua dulce están contenidos en los glaciares y, si estos se derriten, el líquido podría terminar en los mares y dejar de ser apto para consumo humano.
#3 Crisis económicas
El cambio climático tiene una relación compleja con las economías del mundo. Para empezar, la sobreexplotación de recursos y el uso de técnicas que no son amigables con el medio ambiente (todo con el fin de aumentar las ganancias), son de los principales detonantes de la crisis medioambiental. Pero el calentamiento global nos pagará con la misma moneda.
Entre los daños a la infraestructura (por inundaciones, incendios y huracanes) y la reducción en la producción de alimentos, las industrias pesqueras, ganaderas, de agricultura y de turismo presentarán bajas en sus cuentas. Si un país depende en gran medida de la exportación de un par de cultivos, su economía se vería dañada por los cambios en el clima.
Como la salud de las personas también se verá comprometida, se espera una reducción en la productividad de los trabajadores en prácticamente todos los sectores. Como informó la Cuarta Evaluación Nacional del Clima, esto también afectará la dinámica social y la vitalidad de las comunidades.
¿Qué podemos hacer para detener el calentamiento global?
Aunque cada vez nos acercamos más a un punto sin retorno, la buena noticia es que aún estamos a tiempo de hacer algo. Desde cambios en nuestras rutinas diarias y desde la comodidad de nuestra casa, hasta exigirle a las empresas y gobiernos que asuman la parte de la responsabilidad que les corresponde (la cual es muy grande). Así que no perdamos la esperanza y pongamos manos a la obra.
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