Estímulo económico

Cheque de estímulo por inflación en Nueva York: enviarán $270 a 2 millones de personas

Departamento de Finanzas de Nueva York enviará cheques de estímulo por inflación a casi 2 millones de personas, por un monto aproximado de 270 dólares.
11 Oct 2022 – 11:34 AM EDT

El Departamento de Finanzas de Nueva York enviará cheques de estímulo por inflación a 1.75 millones de neoyorquinos que recibieron un crédito por hijos Empire State o el crédito por Ingreso del Trabajo en sus declaraciones de impuestos estatales del 2021.

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La gobernadora Kathy Hochul anunció a finales de septiembre este apoyo por un monto total de $475 millones de dólares.

Según la información del Gobierno estatal, los neoyorquinos recibirán sus cheques durante todo el mes de octubre.

No es necesario que se inscriban o realicen algún trámite adicional.

Las autoridades estimaron que el programa proporcione un pago promedio de $270 dólares por beneficiario.

Los neoyorquinos que se mudaron recientemente deben actualizar su dirección con el Departamento de Impuestos y Finanzas para evitar retrasos en la recepción de sus cheques.

¿Quiénes califican para el cheque de estímulo por inflación?

Le llegará al correo un cheque si recibió:


  • Un crédito por hijos del Empire State
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  • Un crédito por ingresos del trabajo del estado de Nueva York (o crédito por ingresos del trabajo de los padres sin custodia) de al menos $100 dólares.
  • Ambos

También debe haber presentado su declaración de impuestos sobre la renta del estado de Nueva York antes del 18 de abril de 2022 o haber tenido una extensión válida.

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¿De cuánto serán los cheques?


Los neoyorquinos recibirán un pago promedio de $270. No necesita hacer algún trámite extra para recibir sus cheques. Se enviarán por correo automáticamente..

¿Cuándo llegarán los cheques?


Se espera que la mayoría de los neoyorquinos reciban pagos antes del 31 de octubre de 2022.

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Cortesía de Alejandro Martin
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Tras trabajar en varias multinacionales en puestos ejecutivos en Colombia, Alejandro Martín se mudó a EE.UU. porque sintió que "la pista en la que corría se encogía, en vez de ampliarse".
Crédito: @AlejandroMartin.co
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“Quería comprar un apartamento y me dí cuenta que con lo que ganaba iba a pasar toda la vida trabajando para pagarlo. Me vine a Nueva York y comencé a trabajar como bartender. En una semana gané más de lo que ganaba allá en un mes”.
Crédito: @AlejandroMartin.co
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De bartender pasó a mesero, oficio en el que lloró de coraje. “El trato que los clientes dan a los meseros, no es muy bueno. Y para colmo, mi jefe tampoco nos trataba bien”.
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@AlejandroMartin.co
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En el 2016 se convirtió en padre: "Cuando le pedí a mi jefe que me dejara libre en Navidad para estar con mi bebé, me dijo: “agradezca que tiene trabajo”.
Crédito: @AlejandroMartin.co
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“No solo me puso a trabajar en Navidad, también en Año Nuevo. Y a todos los demás meseros que eran solteros, les dio libre. Ahí supe que tenía que dejar ese trabajo”.
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Unas semanas después Alejandro Marín estaba en las calles con una hielera vendiendo tamales colombianos.
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“Todo comenzó por un antojo: una mañana me dio por comer un tamal colombiano ¡y no lo encontré! Le pedí a mi mamá la receta y dije: esto tan bueno hay que compartirlo”.
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Primero hizo la prueba dándoselo a probar a otros compañeros. "Comenzaron a pedirme de a poquitos. Y como ya estaba cansado de recibir maltratos como mesero, comencé mi negocio”.
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Si el cambio de ejecutivo de corbata a mesero con delantal fue duro, pararse en la calle a vender tamales, fue peor: “En una palabra: ¡fue horrible! ¡Me daba mucha pena! Pero, cuando pensaba en eso se me venía a la mente el trato a patadas del restaurante, y me venían las fuerzas”.
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“Me decía: ¿Qué pena ni qué pena? ¡Si aquí nadie me conoce!. Así pasé tres años: con fríos bajo cero, bien abrigado. Y con temperaturas arriba de los 90 grados, sin olvidar los días que me paraba con sombrilla, debajo de la lluvia”.
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“También me preocupaba mucho que no tenía papeles. Miraba a la policía y yo salía corriendo con mi bulto de tamales para que no me cogieran porque pensaba que me podían deportar”.
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Así abrió su empresa y la está “llevando a todas partes”. Ahora aconseja a otros inmigrantes que venzan sus temores: “La oportunidad está esperando por todos, no está pidiendo papeles . Lo único que hay que hacer es pelearla”.
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Al año y medio ya tenía nueve vendedores. “Después abrí el restaurante y de ahí vinieron los carritos de Tailandia, con los que pudimos llegar a toda la ciudad”.
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Y vinieron los medios: “Comenzaron a entrevistarme de Colombia, de Despiérta América, The New York Times…” ”.
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Uno de esos medios aseguró que se hizo millonario vendiendo tamales. Y él, aclara: “Depende en dónde se cuenten los millones. En Colombia, donde el salario mínimo es un millón de pesos mensuales, hace mucho que soy millonario".
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“Aquí todavía no soy millonario, pero en la vida sí porque ya no me tengo que preocupar por cómo pagar la renta, ni ver la billetera cuando me quiero dar un gusto. Soy millonario, por tantas bendiciones que tengo”.
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Entre esas bendiciones está consentir a sus papás. “Una de mis mayores alegrías fue comprarle a mi mamá su camioneta. Ella se movilizaba en transporte público, verla andar en su camioneta fue una satisfacción que no puedo describir con palabras”.
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“He creado una red de mercadeo que permite a otras personas tener su propio negocio: ahora vendo los tamales por portafolio".
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Para quienes quieran abrir su propia empresa, Alejandro Marín aconseja: “Hay que resistir, perseverar y orar todos los días. Pedirle a Dios: sé que hoy puede pasar de todo, pero no permitas que yo deje de luchar”.
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Y comparte su frase favorita. Esa que le ha dado fuerzas cuando casi las perdía: “Cuando hay un desafío yo siempre me repito: ‘¡Esto a mí no me va a quedar grande!”.
Crédito: @AlejandroMartin.co
Cortesía de Alejandro Martin
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Después de vender sus tamales en las calles de NYC, siendo indocumentado, hoy cuenta con una flotilla de vehículos para distribuirlos a otras ciudades. Estos son sus secretos para triunfar.
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