Los científicos están todavía investigando el caso de un sapo encontrado por la investigadora Jill Fleming. El extraño animal no tiene ojos, nariz o una mandíbula y en su lugar hay solo un muñón con una pequeña abertura donde debía estar su boca. De todas formas, saltó por el lugar dejando perpleja a la estudiosa.
Aunque su descubrimiento fue hecho en 2016, recién publicó la fotografía este año, preguntando a su colegas la opinión al respecto. Según ella, podría ser que recién saliera de la brumación (hibernación de los reptiles) con esa apariencia.
¿Qué dicen los herpetólogos?
La herpetología es la rama de la zoología que estudia a los reptiles y anfibios. Según Fleming, probablemente no se trata de una mutación genética, porque el animal carece de algunas características necesarias para alimentarse y además no puede cazar su comida.
El hecho de que no tenga una herida en donde estaba la cabeza significa que sanó hace tiempo. Probablemente fue ocasionada en la brumación y al despertar, ya había cicatrizado. Una de las explicaciones puede ser la mosca de los sapos cuya larva come los tejidos suaves y debilita los huesos. La mosca coloca sus huevos en los orificios, como la nariz o los ojos y la cabeza se descompone, pero su cuerpo sigue activo.
¿Y su cerebro?
Otra explicación posible es que durante la brumación haya dejado su cabeza menos protegida que el cuerpo y un predador comiera esa parte. Probablemente un mamífero, dado que serpientes y pájaros tienden a comer enteras a sus presas. Así nos surge la pregunta sobre su cerebro. ¿Puede moverse sin él?
Claramente alguna zona quedó intacta, porque sino no podría saltar como lo hace. Solamente con el tronco cerebral es suficiente para las funciones motoras. Hay registros de gallinas que sobreviven por meses sin cabeza, solamente con la base de su cerebro, alimentadas de forma especial.
De todas formas, es probable que no haya sobrevivido demasiado después del encuentro con los investigadores. No podía comer solo y tampoco tenía orientación, así que seguramente su destino era morir de hambre o ser comido por un predador.