
La frivolidad e insensibilidad no tiene límites y, en muchas situaciones, suele minar los servicios que ofrecen los operadores turísticos. Ejemplo de ello es el "emprendimiento" que lleva Emoya Luxury Hotel & Spa en Bloemfontein, Sudáfrica. Este curioso hotel de lujo ha construido dentro de su coto de caza una villa marginal falsa para que puedas alojarte en algunas de sus chozas y “experimentar” lo que se siente vivir en un barrio de este tipo.
Sin duda, estas propuestas “turísticas”, de carácter ofensivo, se suman a muchas otras que atraen la atención de un sector de la población, integrado en su mayoría por personas de gran poder adquisitivo.
¿Propuesta turística atípica?
Las casetas de esta compañía cuestan unos 60 euros por noche, la mitad del salario mensual que puede ganar un sudafricano. En ellas pueden pasar la noche hasta más de 50 personas.
Este tipo de construcciones, que en Sudáfrica, también se conocen como shantys o makhukhus, suelen encontrarse en asentamientos irregulares, en los cuales no puedes acceder a servicios básicos como luz o agua. Las casetas que ofrece que esta compañía han sido construidas con láminas de chapa, plástico o madera.
Según la compañía que promueve este “servicio” la idea es que los visitantes pueden “experimentar” lo que es vivir en la pobreza. Sin duda, una verdadera tontería. Pero esta empresa va aún más allá y ofrece en sus recintos calefacción por suelo radiante, electricidad, baño con ducha, incluso Wi-Fi.
¿“Experimentar” la pobreza?
Sin embargo, la propuesta de esta compañía que, en lo personal, creo que nada tiene que ver con el turismo, no es nada nueva y se suma a otras actividades que, con características similares y ciertos matices, se promueven en distintas partes del mundo.
En algunos lugares de África, por ejemplo, ofrecen bodas temáticas de África colonial. En Kibera o Kenia, por unos 26 dólares, se puede tomar un tour a pie por la ciudad y ver retretes o bolsas de plástico llenas de heces.
Finalmente, en México, más precisamente en el estado de Hidalgo, puedes “experimentar” por unas horas lo que “siente” un migrante cuando intenta cruzar ilegalmente la frontera hacia Estados Unidos.
En un parque de unas cuantas hectáreas, en medio de la noche, se somete a los visitantes a efectuar largas caminatas como si fueran a cruzar la frontera norte de México. Este reality comienza con un pollero (persona que trafica y pasa ilegalmente a las personas por la frontera) que te indicará el camino y culmina cuando la “migra” (agentes de frontera estadounidenses) te atrapan y te "deportan".
Sabemos que visitar Sudáfrica es una experiencia exótica, pero ¿qué opinas de este tipo de emprendimientos turísticos?