Qué molesto es cuando alguien come con la boca abierta, ¿no? O cuando hace mucho ruido con la goma de mascar. Es una cuestión de modales: no debes hacer ruido con tu comida. Y si puedes evitar los sonidos desagradables controlando tus fluidos corporales como tu saliva o tus mocos, también es considerado de buena educación.
Pero, vamos, que algunas personas son más sensibles que otras, ¿no? Hay quienes simplemente no pueden tolerar el sonido de otras personas comiendo, sorbiendo, masticando goma de mascar, tosiendo o estornudando. ¿Eres uno de ellos? ¿Te parecen insoportables los sonidos de otros? Bueno, lo que tienes se llama misofonía, y antes de que preguntes, no tiene cura.
Odio oírlos comer: sensibilidad selectiva a los sonidos

La misofonía es la sensibilidad selectiva a los sonidos producidos por otros en actividades cotidianas como comer, beber, toser o estornudar. Fue definida como un trastorno neurológico por primera vez por los neurocientíficos estadounidenses Pawel y Margaret Jastreboff. Quien padece de misofonía percibe los sonidos producidos por el cuerpo humano de forma especialmente molesta, como si fuera una orquesta desafinada.
En cierto sentido la misofonía es parecida a la hiperacusia, que se define como la sensación de dolor físico —hipersensibilidad— a causa de ciertos sonidos. En los casos más extremos, una persona, por ejemplo, no puede tolerar el tic-tac de un reloj, o el sonido del roce de las sábanas cuando se acuesta a dormir. Sin embargo, los especialistas señalan que la misofonía y la hiperacusia son trastrornos diferentes, y que, en todo caso, la misofonía es un caso particular de hiperacusia.
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¿Qué tan común es la misofonía?

En la University of South Florida, la investigadora Monica Wu lideró una investigación que se propuso estimar aproximadamente cuántas personas padecen este trastorno. La muestra de participantes en la investigación no es del todo representativa y haría falta una investigación de mayor alcance, sin embargo, sus resultados sugieren que de hecho se trata de un trastorno relativamente común. En su estudio observó que el 20% de los 483 participantes estudiados mostró signos de sensibilidad selectiva a los sonidos como masticar, sorber, toser y estornudar.
La investigadora también observó una fuerte correlación entre los participantes con misofonía y los antecedentes y tendencia a padecer otras condiciones psiquiátricas como trastornos de ansiedad y depresión. Es claro que esta no es evidencia suficiente, pero tratándose de un fenómeno tan poco conocido hasta el momento, sin dudas es una observación interesante.
Interesante, ¿no lo crees? ¿Sabías que existe una definición clínica para este trastorno? ¿Conoces a alguien que lo sufra?
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