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"Todos los caminos conducen a Roma", conoce la Via Appia

27 Ago 2009 – 07:48 AM EDT

Muchos seguramente ya hayan visitado la capital italiana, es uno de las ciudades del mundo con mayor circulación turística. Día tras día son miles y miles de personas las que se congregan en Roma con el objetivo de conocer una de las ciudades más ricas históricamente hablando.

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Es que la Roma actual no es otra que la Antigua Roma, capital del Imperio Romano que supo conquistar medio mundo y perdurar desde antes de Cristo hasta su caída en el 476 d.C. Tantos siglos de dominación del “mundo conocido” no pudo menos que dejar legados y legados de historias, tradiciones, y muchas construcciones y obras que aún hoy en día se conservan y que son el motivo principal de visita del turismo de la ciudad.

Hoy me voy a remontar algún que otro milenio, a la Antigua Roma, para conocerla un poco más y poder valorar en mayor medida lo que podemos llegar a encontrarnos en nuestra estadía por esta gran ciudad. Para ello voy a utilizar la conocida frase “todos los caminos conducen a Roma”. En especial había un camino que conducía directamente a Roma y que atravezaba gran parte del territorio ahora italiano: la Via Appia.

Es la calzada romana más conocida y mejor conservada del mundo. Originalmente fue construida en el 312 a.C, con el propósito de servir de vía de comunicación entre Roma y la ciudad de Capua, para un rápido traslado del ejército romano, con el fin de tener a todo su Imperio controlado. Era el único camino de piedras basáltica que comunicaba a Roma con el Sur en una longitud de 540 km, con 8 metros de anchura, pensada para el traslado de dos carros propios de la época.

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Lo interesante de la Via Appia es que en sus márgenes, se acostumbraba a enterrar a los romanos, dado que estaba prohibido hacerlo dentro de la ciudad. Por lo que se convirtió todo un cementerio pagano, lo cual hoy en día llama mucho más la atención de visitar.

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Muchos han caminado por este largo camino, es de destacar que allí residen las catacumbas de San Sebastían y San Calixto, y por sus piedras han pasado los pasos del apóstol San Pedro en su huida de Roma.

Hoy en día, se ha convertido no solo en una reliquia histórica, sino también en un tranquilo paseo en contacto con la naturaleza y sin el ensordecedor ruido propio de la ciudad de Roma. A pocos minutos de ella se puede respirar el aire puro y perderse un rato en los recovecos de la historia.

La línea blanca representa la longitud de la Via Appia

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