¿Somos seres reales o somos formas de vida virtuales simuladas por ordenadores?

¿Y si el ser humano fue creado en la Tierra y quizá en otros planetas por otros seres muy adelantados desde una cabina de comando en un astro lejano?
La hipótesis que engengró la fantástica saga de Matrix, un clásico de la ciencia ficción, podrá parecer extravagante, pero es defendida por parte de la comunidad científica.
¿Cuál será tu código digital?

¿Y si solo somos un código en el ordenador de estos seres supremos?
El foro fue moderado por el conocido astrofísico Neil deGrasse Tyson, quien se comportó con su característica elegancia y ecuanimidad, la que habría que esperar en un conductor de una discusión tan polémica.
Tuvo lugar en el Debate Anual en Memoria de Isaac Asimov, realizado en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York el pasado 5 de abril, que siempre anima a la audiencia con un tema candente.
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¿Eres un original o una copia?
En verdad, la teoría no es nueva. Fue formulada en 2003 por el filósofo de las ciencias Nick Bostrom en la Universidad de Oxford.
Bostrom sugirió que los miembros de una civilización avanzada con una enorme capacidad de cálculo, podrían haber ejecutado simulaciones de nuevos seres a partir de otros originales. Bostrum dice que seríamos vulgares copias de esos ancestros primigenios.
Los postulantes de que los humanos somos en realidad seres virtuales, simples personajillos de un gigantesco juego de ordenador que ni siquiera sabemos que nos están manipulando, estuvieron encabezados por Max Tegmark, cosmólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
El principal argumento de Tegmark es que cada vez nos damos más cuenta de que el universo es rigurosamente matemático.
Al parecer, todo lo que ocurre en la naturaleza y en el cosmos se basa en leyes matemáticas. De allí a que seamos un simple código matemático en la enorme ecuación de la creación no hay mucha distancia.
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Escépticos y resignados
Lisa Randall, física teórica de la Universidad de Harvard, encabezó a los no creyentes.
Y por qué y para qué nos querrían simular, preguntó Lisa. Hasta ahora, parece que no han hecho gran cosa con los cientos de miles de seres, naturales o artificiales, que han pasado por la Tierra. A Randall le luce totalmente improbable.
Uno de los problemas que tenemos es que no vamos a conseguir una prueba de que no estamos en una simulación, terció David Chalmers, profesor de filosofía en la Universidad de Nueva York. Tales hipótesis existenciales tienden a ser no comprobables.
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¿Dios es tan grande?
Por su parte, James Gates, físico teórico de la Universidad de Maryland, aportó la visión contemplativa, señalando que la hipótesis planteaba unas preguntas espirituales de mucho peso.
Si tal simulación existiera, sería una prueba de la existencia de Dios, porque de qué otra forma habría que llamar al ser supremo capaz de hacer tales cosas.
Probaría también la existencia de la vida eterna y de la resurrección, ya que bastaría con darle «enter» a la tecla de un ordenador para prolongar una vida indefinidamente o para reactivarla.
Es este momento fue cuando nuestro admirado Neil deGrasse Tyson se ganó los aplausos del público con la siguiente pregunta:
¿Y qué pasaría si el ordenador tiene un bug que bloquee todo el programa?
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