Según nuevo estudio científico, las experiencias inesperadas podrían hacernos más creativos
La mayoría de nuestros días son bastante predecibles: salir de la cama, bañarse, desayunar, ir al trabajo, volver a casa, cenar y dormir. Suena aburrido (y casi siempre lo es), pero para muchas personas funciona bien. Cuando aparece una sorpresa, el día deja de ser predecible y las personas deben buscar soluciones nuevas. La ciencia ha comprobado que estas experiencias inesperadas nos hacen más creativos. Veamos cómo y de qué forma... ¡sorpréndete!
Cómo son las personas creativas

Las personas, en cuanto a creatividad, se dividen en dos grupos:
- Baja necesidad de estructura: Son más propensos a buscar respuestas creativas y fuera de lo que se hace normalmente
- Alta necesidad de estructura: Funcionen de acuerdo a la esperado, utilizando las reglas y respuestas establecidas. Son poco creativos y más rígidos.
Quienes son creativos son capaces de enfrentar mejor las cosas inesperadas y dar con una solución que se sale de los cánones comunes, ello a través de un proceso de asociación diferente. Es justamente en estas situaciones inesperadas o poco predecibles cuando sale a relucir la creatividad, y al buscar una solución, los más creativos realizan el proceso de forma muy diferente a los no creativos, sin complicarse mayormente con lo poco lógico o diferente.
Las sorpresas estimulan la creatividad

Se puede separar a los creativos de los no creativos realizando experimentos que ponen a prueba su posibilidad de responder fuera de lo que conocen, buscando soluciones o respuestas ingeniosas. Así lo ha demostrado la investigadora Małgorzata A. Gocłowska, del Departamento del Trabajo y la Organización Psicológica de la Universidad de Ámsterdam, Holanda, trabajando junto a un grupo de científicos ingleses de la Universidad de Sheffield. Los resultados están publicados en la Personality and Social Psychology Bulletin de agosto de 2014.
Gocłowska y sus colegas desarrollaron un experimento en donde se dividió a un conjunto de personas en dos grupos. A cada grupo se les mostró un conjunto de imágenes para una posterior prueba de memoria, pero no eran las mismas imágenes.
Al primer grupo se le enseñaron fotos de personas realizando acciones relacionadas con la ropa que llevaban. Al segundo se les mostró imágenes de gente en situaciones que nada tenían que ver con su ropa.
Por último, a ambos grupos, se les nombraron cuatros tipos de pastas que terminaban con la letra «i». Luego se les pidió crear nombres de pastas que terminen con una letra diferente, para ver cuántas veces cambiaban solo la letra final y no el resto de la palabra.
Las personas que fueron expuestas a las imágenes con personajes cuya vestuario no tenía nada que ver con la situación, fueron capaces de crear más nombres de pastas que aquellos que vieron imágenes correspondientes, ya que se había estimulado el uso de su creatividad.
Quienes tenían baja necesidad de estructura generaban nombres que no solo no terminaban en «i», sino que también se diferenciaban en el resto de las letras. Al contrario, quienes tenían alta necesidad de estructura, modificaban solo la «i» final.
Este experimento demostró que las personas que requerían un bajo nivel de estructura eran capaces de entregar soluciones más creativas que se salían del mínimo solicitado, no viéndose afectadas al enfrentarse a cosas que se salen de norma.
¿Te consideras una persona creativa?
- Ver también: Einstein y la música, la segunda pasión del genio