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¿Qué pasó con el pene de Napoleón?

31 Oct 2015 – 07:00 PM EDT

¿Cómo? ¿No es algo que te cuestiones a menudo? Mucha gente se pregunta qué pasó con el cerebro de Einstein u otros grandes genios de la historia, otra, parece, se preocupa por cosas como esta y ¿quién somos para juzgar? La realidad es que, aunque jamás nos había surgido esta duda, la historia de lo que sucedió con el pene de Napoleón Bonaparte resultó ser bastante curiosa e interesante. ¿Sigues sin saber qué sucedió? Continúa leyendo y te lo contaremos.

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Un souvenir muy particular

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No vamos a entrar en la historia de la vida de Napoleón Bonaparte, aunque para entender un poco más lo sucedido sí vale aclarar que, además de ser admirado por su proeza como militar, Napoleón era una especie de celebridad de la época y esto incluía todos los rumores que suelen asociarse a este tipo de fama. Pero la historia que nos importa hoy empieza después de su muerte, en 1821. 

Napoleón murió en la isla de Santa Elena y tras su fallecimiento su cuerpo fue sometido a una autopsia. Fue en esta instancia que el médico que la llevaba a cabo decidió quedarse con un pequeño (o no tan pequeño, no queremos ofender a nadie)  souvenir.

No sería la primera vez que la fascinación con una figura histórica lleva a la conservación de algunos de sus restos, pero los órganos seleccionados por este médico sí causan un poco de curiosidad. En cualquier caso, esto sucedió hace casi 200 años, lo cual nos lleva al a siguiente pregunta: ¿ dónde está el amigo de Napoleón?

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La «joya» de la familia

Sí, en esa dirección, Napoleón... Al menos si es que estás apuntando hacia Nueva Jersey, el lugar donde se encuentra actualmente Napoleón Jr. ¿Cómo llegó desde Santa Elena a la costa este de los Estados Unidos? Esa es una historia que no está 100 % clara, pero sí sabemos parte de lo sucedido.

Tras la autopsia, los restos de Napoleón que no se enterraron fueron a parar con un sacerdote italiano. Eventualmente, volvieron a aparecer cuando un librero estadounidense los compró, en los años 20. Un siglo después de su muerte, Napoleón volvía al ojo público... Pero probablemente no de la forma que lo hubiese deseado.

Su flamante dueño accedió a que las partes íntimas del Emperador fueran expuestas en el museo de arte francesa, un hecho bastante halagador, después de todo, se las estaba considerando arte. Sin embargo, allí es donde los halagos terminan. Uno de los periodistas que visitó la muestra describió lo que había visto como «un pedazo maltrecho de cordón de piel de oveja o una anguila arrugada». Claro está, el periodista pensaba que lo que estaba observando era un tendón. Quizás, de haber sabido la verdad, habría tenido un poco más de tacto.

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El siguiente registro que se tiene de esta pieza, es su compra en 1977 por parte de un prominente urólogo estadounidense, John Lattimer. Tras su muerte, el médico dejó su extraña colección a su hija, quien la cuida con el mayor celo. Su padre era un fuerte defensor de la urología y no quería que esta disciplina fuera tratada como una broma. Por esta razón, su hija no quiere exhibir este tesoro familiar y muy pocos han podido verlo en persona.  

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