Muchas parejas cuando viajan prefieren dejar a los niños en casa de los abuelos, de algún familiar o eligen fechas en las que los pequeños no tienen vacaciones y pueden permaneces en el colegio o en un campamento específico en el que se ocupan de ellos. Aunque cada cuál es muy libre de planificar sus escapadas y vacaciones a modo propio, hay que tener en cuenta que los viajes con niños tienen también muchas ventajas que no siempre sabemos ver.
Niños que nos abren los ojos
Aunque no pueda parecer cierto, los niños miran al mundo con otros ojos que los adultos ya no tenemos por la experiencia de vida. No son pocas las familias que se sorprenden por puntos de vista, por detalles o simplemente por impresiones de los más pequeños. Y esto nos enriquece a nosotros como adultos, y también al pequeño que descubre que ahí afuera hay todo un mundo enorme que recorrer desde muy chico.
Además, por lo general, el ritmo de los niños no es de adultos que quieren verlo todo. Ellos suelen hacernos aflojar el ritmo, y un viaje de ese modo tiene muchas ventajas. Menos estrés, menos gasto de dinero, y sobre todo una mayor apreciación de cosas que de otro modo pasarían totalmente desapercibidas.

Conocer gente
No hay quién socialice mejor que los niños. Llevarse a los niños de viaje con nosotros implica que acabaremos hablando con padres de todo el mundo, porque ellos han hecho un nuevo amigo en destino. Desde luego, una gran oportunidad para poder hacer planes mucho más allá de la familia en particular con locales, y otros turistas como nosotros.
Los niños pueden descubrirnos un mundo que nosotros ya no percibimos. Pueden hacernos pasar momentos maravillosos con muy poco. Y sobre todo viajar con ellos es una experiencia única tanto en el aprendizaje que hacen como en cuanto al aporte que podemos hacerle en enseñarles a descubrir un mundo más allá de su entorno habitual.