En la Alemania suroccidental existe una pequeña ciudad muchas veces mencionada en los libros de historia, filosofía y economía como el lugar de nacimiento de Karl Marx, pero casi siempre es pasada por alto. A orillas del Río Mosel y rodeada de verdes montes, Trier acoge cálidamente a sus visitantes.
La ciudad alemana más antigua, fue fundada alrededor del 2000 aC de la mano de los asirios donde luego se establecerían los romanos. Veamos cómo conocer los principales atractivos de Trier a pie en un día de visita.
A pocas cuadras de la estación de tren Hauptbabhhof, caminando por Th. Heuss Alle, aparece el edifico más famoso de la ciudad conocido como la Puerta Negra. Vestigio de las murallas que rodeaban Trier cuando el emperador romano Marco Aurelio era la máxima autoridad.
Luego de atravesar la Puerta Negra se aparece el centro de la ciudad que abarca unas 12 manzanas y cuyas calles son todas peatonales. No está de más dar un vistazo a los pintorescos comercios de las calles Simeonstrasse, Brotstrasse, Fleischstrasse y Nagelstrasse.
Atravesando distancias muy cortas se pueden conocer la Catedral y la Basílica de Trier, así como el Palacio Turm Kurfürstlicher y sus bellos parques públicos. Al finalizar los jardines, siguiendo tres cuadras hacia la izquierda, se llega al antiguo Anfiteatro Romano.
Sobre la calle Brücken, en los límites del área peatonal del centro de la ciudad, se encuentra emplazada la casa donde el filósofo y economista Karl Marx nació, que actualmente funciona como museo. Karl Marx Hauss es una buena oportunidad de redescubrir los pensamientos del filósofo, si vida y comprender la influencia de sus ideas en la actualidad.
Una visita a Trier no puede omitir una caminata por el monte Pallien, desde donde se pueden tomar excelentes fotografías panorámicas de la ciudad. Basta con cruzar el puente Aomerbrücke y tomar el camino ascendente hasta el monumento a Santa Elena, patrona de Trier, que desde lo alto parece vigilar y proteger el lugar.