Las últimas declaraciones de Paul Saffo dejan claro su oficio de futurólogo-sin-referencias-que-ha-visto-demasiada- ciencia-ficción. Vale esto como cierto. Pero sus declaraciones valen también como espacio para reflexionar un poco sobre nuestra especie actual y sobre el futuro que tenemos para depararnos.
Recientemente Ray Kurzweil puso una fecha límite de 20 años para la inmortalidad, dejándonos a nosotros, simples mortales, arrepentidos de haber nacido en esta era y con ganas de nacer en el 2040. Ahora el señor Saffo nos deja con las ganas de ser ricos, por si lo anterior era poco pedir.
Basándose en los avances en tecnología y medicina, Saffo especula con que los ricos evolucionarán en una subespecie independiente, mucho más apta para la vida que la especie de nosotros, los no-ricos, y con organismos semi-biónicos capaces de lidiar mejor con los problemas de subsistencia.
El mundo de Saffo se inspira en las posibilidades que la medicina y la nanotecnología ofrecerán en un futuro cercano; esto es, drogas personalizadas, avances en células madre, desarrollo y crecimiento dirigido de los órganos del cuerpo e investigación genética aplicada.
Todo esto será accesible para la gente con alto poder adquisitivo, que evolucionará independientemente dejándonos al resto apreciando su perfección orgánica y lamentándonos de nuestros débiles cuerpos, estando confinados a ghettos inhabitables en los que continuar reproduciendo nuestros vulnerables linajes.
Espero haber adoptado un tono acorde de película de Bruce Willis. Y antes de terminar, la aclaración correspondiente: esto NO es ciencia, ni nada que se le parezca.