Filipinas es un país que, pese a los desastres naturales acontecidos durante los últimos meses, aún posee ese halo de paraíso desconocido mientras las autoridades comienzan a vender sus particulares gemas al mundo en su intento por entrar en el panorama viajero global, y gracias a lugares como estas famosas Chocolate Hills de Filipinas, en la zona de Bohol, no dudamos de que lo conseguirán.
Dulce destino
La provincia de Bohol se sitúa en el corazón del archipiélago filipino, una zona paradisíaca cuya capital, Tagbilaran, ejerce de perfecto nexo entre el mundo y las llamadas Chocolate Hills, junto al pueblo de Carmen, uno de los muchos referentes a esa pasada dominación española. 1256 montículos de 40 metros de altura con forma de muffin, cono, o cualquier otro elemento pastelero similar que se nos ocurra inundan las llanuras hasta perderse en el horizonte.
Según la estación, estas golosas colinas adquieren diferentes tonalidades: verde en primavera o marrón en temporada seca, si bien son los rayos de sol veraniego las que aportan ese color al que hace referencia su nombre. A nuestro paso, encontraremos también plantaciones de arroz, casas de bambú y una exhuberante vegetación tropical acompañando la que es una de las grandes maravillas naturales de Filipinas.
Si bien son muchas las teorías en torno a estos conos, lo cierto es que la explicación científica más creíble hace referencia a la piedra caliza que, desde el mar, fue impulsada por el impacto de las placas tectónicas, permitiendo al agua y el viento mecer estas formaciones karst hasta darle la forma que conocemos hoy día. Por otra parte, las leyendas aseguran que estas colinas nacieron tras la pelea del Gigante del Norte y el Gigante del Sur, en la que ambos no cesaron en lanzarse bolas de barro hasta caer derrotados.

Qué ver en las Colinas de Chocolate
Además de las Colinas de Chocolate, la isla de Bohol ofrece otras muchas posibilidades: desde playas de ensueño donde practicar snorkel o buceo, como Damaluan o Alona Beach, hasta complejos culturales como Dauis, compuesto de conventos e iglesias parroquiales. Todo ello sin olvidarnos de una visita al mono más pequeño del mundo, el tarsier, de apenas 90 mm de estatura, ojos hinchados y apariencia encomiable.
Las Colinas de Chocolate de Filipinas es la principal atracción turística de la isla de Bohol, una zona que no defraudará a quienes vayan buscando relajación, bellezas naturales y algo de soledad, pues Filipinas, a pesar de ser una de las joyas del turismo del futuro, aún conserva ese encanto que creíamos perdido en un mundo cada vez más recorrido y visitado. Buen viaje y que no os pueda el hambre entre tantas y dulces montañas.