En las proximidades del solsticio de junio y comienzo del invierno en el hemisferio sur, las culturas indígenas andinas (Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia e incluso en algunos lugares de Chile) celebran el Inti Raymi, expresión procedente del quechua que quiere decir fiesta del sol.
A lo largo del año, siguiendo el ciclo agrícola y las posiciones de este astro, se conmemoran cuatro raymis, correspondientes con los solsticios y los equinoccios, que son: Pawkar Raymi (21 de marzo), Inti Raymi (21 de junio), Koya o Killa Raymi (21 de septiembre) y Kapak Raymi (21 de diciembre). Si bien cada uno de estos pueblos y nacionalidades festeja este acontecimiento con sus singularidades locales, el Inti Raymi es, sin duda, la más popular y notable para todos ellos.
La fiesta del sol legada del Imperio inca resistió a la colonización española y a la discriminación posterior de la élite blanca, criolla e incluso mestiza de la región en etapas más recientes. Su progresiva recuperación y exaltación forma parte de las reivindicaciones y logros de los pueblos indígenas de América entre los años 70 y los 90 del siglo XX.
Inti Raymi y pueblos del Ecuador
El Inti Raymi es igualmente conocido entre sus oficiantes como la fiesta de la cosecha. Es el momento del agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra), a los cerros guardianes y a la naturaleza en general, por su generosidad y abundancia, invocada para el próximo ciclo.
La cosmovisión andina realza así los valores de la reciprocidad y la complementariedad, indispensables para vivir en armonía no sólo con el resto de seres humanos, sino con otros seres vivos y elementos del entorno, así como con aquellos que les precedieron, sus ancestros.
El color y la música se convierten en protagonistas de las comunidades indígenas para ensalzar el tránsito del sol y se incrementa la permisibilidad social hacia ciertas conductas o actividades. Es el caso de la pelea ritual que acaece entre las comunas de la ciudad de Cotacachi, con motivo de las onomásticas de San Pedro y San Pablo próximas al solsticio, en la que se consiente de forma extraordinaria una confrontación “fiscalizada” entre los vecinos.
La festividad Inti Raymi en Ecuador, al igual que en otros países del área andina, se ha convertido en los últimos años en una manifestación del folklore local y en una fiesta de interés turístico internacional, como por ejemplo en Cuzco.
En su mayoría estas celebraciones se encuentran abiertas a la observación y participación del público foráneo, ya que suponen un importante reclamo para incrementar ventas de artesanías y pernoctaciones en las instalaciones hoteleras. Sin embargo, existen poblaciones que todavía celan la presencia de extraños en estas ceremonias, en las que se enfatiza la dimensión espiritual. Asistir a las mismas es difícil pero no imposible, siempre de la mano de un miembro de la comunidad.
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