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La Abadía de Kylemore

25 Abr 2013 – 04:57 AM EDT

La bella Abadía de Kylemore, hogar de una comunidad de monjas benedictinas llegadas desde Bélgica en 1920, está ubicada en Connemara, dentro del Condado de Galway, Irlanda y es uno de los destinos turísticos más visitados del país.

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Fue en principio un castillo, mandado a construir por Mitchell Henry, gran empresario textil y político de esa época, oriundo de la ciudad de Manchester en Inglaterra, frente al bellísimo Lago Kylemore entre los años 1867 y 1871, como obsequio de bodas para su esposa Margaret, quien amaba la región en la que pasaban sus vacaciones.

Dos jardines y un arroyo

Junto al castillo se labró, además, el hermoso parque conocido como Victorian Walled Garden (dividido en dos áreas por un arroyo natural que baja de las montañas), reabierto al público en 1999 y comparado en su magnificencia con los Jardines Kew de Londres. En 1874 la tragedia destruyó la familia, puesto que en un viaje a Egipto la joven esposa de cuarenta y cinco años contrajo una enfermedad y murió, dejando desolados al esposo y a la pequeña hija de ambos de tan sólo nueve años.

Sus restos fueron repatriados y se construyó, dentro de los terrenos de la residencia, un Mausoleo para su eterno descanso.

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Como tributo a la memoria de su amada, Mitchell decidió levantar una magnífica iglesia anglicana de estilo neogótico; la maravillosa catedral en miniatura posee muchos detalles propios del gusto femenino, fue realizada en piedra arenisca color crema y en los lugares habitualmente ocupados por gárgolas se colocaron ángeles sonrientes; mientras que el interior cuenta con hermosas columnas de mármol de cuatro diferentes colores, provenientes de cuatro provincias de Irlanda, el verde de la misma Connemara, el rosa de Cork, el negro de Kilkenny y el gris de Armagh.

El recuerdo de un gran amor

Tiene también como ornamento delicadas esculturas de pájaros y flores que dejan sin aliento. Cinco soberbios vitrales, entre otros de igual manufactura, recuerdan a las cinco gracias: Fortaleza, Fe, Caridad, Esperanza y Castidad. Cuando Mr. Henry falleció en 1910 sus cenizas fueron también colocadas en el Mausoleo para que la pareja volviera a reunirse.

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La bella arquitectura del sólido castillo, una historia fascinante, paisajes idílicos, tranquilas caminatas a través de los bosques y tentadoras delicias para disfrutar en el restaurante a la hora del almuerzo y una encantadora Casa de Té a la que asistir a las cinco de la tarde en punto, consiguen que cada vez más visitantes de todo el mundo lleguen hasta este espectacular rincón de la verde Irlanda para alejarse un poco del mundanal ruido.

¿Conocían la historia de la Abadía de Kylemore? ¿Qué les parece este bello sitio?

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