Este reciente experimento enseña lo inteligentes y emotivos que son los caballos

Un estudio realizado en Inglaterra abre nuevas perspectivas para entender las relaciones entre los seres humanos y los animales.
Caballos listos

Caballos que se han distinguido por su inteligencia ha habido muchos. Pero quizá ninguno sea comparable al Inteligente Hans ( Clever Hans en alemán), un caballo alemán de principios del siglo XX que se convirtió en una celebridad.
Supuestamente, Inteligente Hans era capaz de resolver operaciones aritméticas básicas señalando la respuesta correcta pateando en el suelo. Una investigación conducida por el psicólogo Oskar Pfungst estableció que el caballo daba con la solución leyendo el lenguaje corporal de su entrenador, quien ignoraba que le estaba proporcionando las pistas al animal.
Un episodio de circo hace carrera científica
Desde entonces, en las ciencias sociales se le dice Efecto Clever Hans a la influencia involuntaria que un experimentador que conduce un estudio produce en los individuos objeto de la investigación, a través de su lenguaje corporal y los cambios en los tonos de voz.
Más de cien años después de Hans, la ciencia acaba de aportar otra contundente prueba sobre la inteligencia de los caballos, estableciendo que están en capacidad de identificar los sentimientos de enfado y alegría de los seres humanos.
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Te estoy viendo con mi ojo izquierdo
Científicos de la Universidad de Sussex, Inglaterra, tomaron una muestra de 28 caballos y les mostraron fotografías de gente muy irritada y gente dichosa. Para evitar el Efecto Clever Hans, a los investigadores que mostraban las fotos no se les permitió verlas con anterioridad al experimento.
Con las caras rabiosas, los equinos evidenciaron una intensa actividad de su ojo izquierdo, una aceleración de su ritmo cardiaco y manifestaciones de estrés, lo que no se observó con las caritas felices. Estas reacciones nunca habían sido medidas experimentalmente en mamíferos superiores, lo que abre un nuevo mirador para evaluar las interacciones entre el hombre y los animales.
El triste caballo de Drácula
Las perturbaciones en el ojo izquierdo no sorprendieron del todo, ya que se sabía que los seres humanos y otras especies captan las amenazas principalmente con el ojo izquierdo, enviando los mensajes al hemisferio cerebral derecho, que actúa como procesador. Más sorprendente fue que frente a los rostros agradables, las emociones de los caballos no fueran muy apreciables. Esto es atribuido a que ante los riesgos actuamos más intensamente que frente a la felicidad.
¿Caras feroces asustando caballos? Nos imaginamos lo que deben haber sufrido las monturas de Atila, Gengis Kan y Vlad Drácula. ¡Pobres caballos!
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