Mundo

El Museo del Congreso y La Inquisición de Lima (II)

6 Jun 2011 – 02:00 AM EDT

Como sabes, el edificio que alberga este interesante museo tiene sede en el que un día fue un verdadero Tribunal de Inquisición (1569-1820). En esta segunda parte, compartiré contigo la historia detrás del mito acerca de esta antigua práctica y conocerás lo que puedes encontrar en tu visita.

Publicidad

Hablando un poco de historia, recordemos, que la Inquisición fue designada como un organismo que tenía el poder de perseguir y castigar a las personas que cometían delitos contra los dogmas de la fe. En el caso de Hispanoamérica, la corona española designó sedes de este organismo en México, Cartagena y Lima, Perú.

Como se expone en el museo, los delitos condenados eran la herejía, la profesión de otro credo (luteranos, judaizantes, moriscos, etc.), la bigamia, las desviaciones sexuales, la blasfemia, y al contrario de lo que se cree popularmente, en un menor número la hechicería.

an image

La inquisición consideraba que esto era producto de la ignorancia, a diferencia de los países protestantes donde se dio una casería brutal. Sin embargo, si la práctica de esta supuesta hechicería significaba peligro para la salud pública se podía condenar a penas como azotes, destierros, multas y retención de bienes.

Bajo el control del tribunal, sólo quedaban exentos los indígenas, quienes apenas conocían la religión católica y no entendía de fe ni de blasfemias. Esta orden fue dispuesta por el mismísimo Rey Felipe II de España, pues no buscaba ganarse la antipatía del pueblo recién conquistado. A pesar de ello, las minorías raciales: blancos, mestizos y negros, incluidos los extranjeros; recibían castigos ejemplares.

an image

En comparación con los tribunales civiles quienes ejecutaron cantidades sorprendentes de personas, sobre todo por el delito de brujería, la Inquisición católica presentó un número mínimo de muertes. En el ejercicio de su poder en el Perú, sólo se registraron un total de 32 muertes en los más de 2 siglos que operó, la mayoría en la hoguera y por el delito de creencias contrarias a la fe.

Publicidad

Los tan escuchados métodos de tortura eran aplicados en casos muy raros, sólo se utilizaban en acusaciones graves como la apostasía. Necesariamente debían existir pruebas y más de un testigo. La tortura era un medio para obtener una confesión adecuada debido a las constantes contradicciones en la declaración. Aún así, cada procedimiento era vigilado de cerca por un doctor, y estaba prohibido el derramamiento de sangre y la mutilación.

Las penas impuestas para los culpables eran variadas, desde sanciones económicas, penitencias religiosas, prisión por menos de 8 años, y en situaciones más extremas se aplicaba la tortura por la garrucha, el potro, el castigo del agua; y en el caso de ejecuciones se utilizaba la hoguera y el garrote.

En tu recorrido, podrás observar como se aplicaban estas penas, las diversas salas que correspondían a cada etapa del proceso de los acusados, las celdas incomunicadas en donde se confinaba a los reos hasta su confesión, y por su puesto descrubrirás con mayor presición cual era el desarrollo de este organismo y su contexto.

Publicidad