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El castillo Hammond en Massachusetts

13 Jun 2012 – 06:21 AM EDT
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Conocido por ser uno de los inventores más extravagantes de los Estados Unidos, John Hay Hammond fue apodado el padre del control remoto y entre sus múltiples creaciones hay que remarcar más de 800 inventos y 400 patentes que cambiaron para siempre la manera en que la ciencia y la práctica se desarrollaban en los Estados Unidos de principios del siglo XX.

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Con tanto dinero para gastar en sus más disparatadas invenciones y deseos, John mandó a construir un hermoso castillo de corte medieval que fue realizado entre los años 1926 y 1929. Este castillo fue un regalo para su mujer Irene y lo emplazó en la ciudad de Gloucester, en el estado de Massachusetts.

El castillo y museo de arte

Además de ser un regalo bastante peculiar, cuántos desearían que les regalen un castillo medieval, John Hay Hammond aprovechó el espacio del imponente castillo para depostir su vasta colección de objetos de arte, que abarcaba épocas tan variadas como la de los antiguos romanos, o medievales, y también renacentistas y modernas.

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En el tiempo que pasó allí, John hizo del castillo su laboratorio, llenando las diferentes estancias con decenas de dispositivos y creaciones que en su afán de seguir produciendo Hammond iba guardando una vez que se enfrascaba en algún otro experimento.

Un genio, pero también un loco

Al visitar el castillo Hammond, hoy museo íntegramente dedicado a la vida de su dueño, descubrimos que la genialidad de este inventor estaba también expuesta externamente por su locura.

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El castillo combina elementos medievales como pasadizos ocultos, con un comedor de estilo renacentista y una habitación con forma circular donde se guardan cientos de libros. Hay también una piscina cubierta con un control para el clima que permite recrear la sensación de estar nadando bajo la lluvia.

Así de extraño como suena, el castillo de Hammond es una pieza arquitectónica difícil de catalogar, y a la vez un museo interesantísimo dedicado a una figura excéntrica y muy adinerada de los Estados Unidos.

El amor de Hammond por las obras extrañas lo llevo a poner en su castillo una antigua tumba de un niño romano y también un puente levadizo que recuerda a los tiempos de los castillos de la Edad Media. Y si esta combinación de épocas no resulta extraña, los rumores no pasarán desapercibidos.

Hay quienes cuentan que John y su esposa realizaban una especie de ritual funerario cuando uno de sus gatos fallecía. Lo introducían en formol, lo llevaban en un vehículo funerario y lo enterraba en una de las zonas de jardines.

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¿Te gustaría conocer el museo de John Hammond en Massachusetts? ¿Te gustan las historias sobrenaturales y de fantasmas?

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