
El Tíbet es uno de los destinos por excelencia para quien elige el turismo espiritual. No es un viaje cuya decisión ha de tomarse apresuradamente: será seguramente un destino costoso y al que no es fácil llegar.
Pero, por otro lado, la atracción que ejerce el lugar hace a muchos viajeros elegir a esta región autónoma (sus conflictos con China aún le impiden llamarse país), no solamente por sus bellezas geográficas, sino también por su cultura de la no-violencia (de la mano de su referente, el Dalai-Lama), su fascinante historia política y religiosa, por ser un punto de referencia del Budismo y por la espiritualidad que la sola referencia al nombre emana.
Sin dudas es un lugar para hacer un viaje interior. Si te animas a visitar este ancestral y hermoso sitio, te damos algunos consejos prácticos para tu viaje al Tíbet.
Clima y época del año
El clima en Tíbet varía mucho, pero el mejor momento para visitarlo es entre abril y octubre, ya que el resto del año es temporada permanente de lluvias.
Documentación
Para viajar libremente por Tíbet necesitas: una visa china, un permiso tibetano, un permiso de viaje para entrar en las áreas cerradas (se consigue al llegar al lugar) y un permiso militar si planeas conocer zonas específicas como Ngari, Nyingchi y Nagqu. También es necesario, como es normal, visa y pasaporte.

Altitud
Como sucede en el turismo de zonas de grandes altitudes, es importante tener en cuenta que en zonas altas hay menos oxígeno y eso produce malestar a muchas personas: mareos, fatiga, dolores de cabeza, náusea, falta de aire, insomnio. Son todos síntomas normales para el viajero no acostumbrado a las altitudes.
Por lo general con el paso de los días tu cuerpo se aclimata al nuevo sitio. Es prudente antes de viajar realizarse un chequeo médico general y, una vez en el lugar, seguir estos consejos: beber mucha agua, no fumar, no beber alcohol, comer fruta y chocolates y descansar si te sientes mal.
Equipaje
No olvides que Tibet es un lugar remoto y muchísimo del trayecto interno se hace caminando. Elige un equipaje liviano y básicamente con poca ropa (que sea cómoda), documentos, una mochila pequeña para viajes internos, lentes y protector solar, ropa de invierno y de lluvia para las zonas de más altura, linternas, remedios para náuseas y diarreas y tabletas de purificación de agua.
Con estas consideraciones lograrás disfrutar a pleno y sin contratiempos graves tu aventura por el Tíbet.