No todas las obras de infraestructura vial tienen los mismos requerimientos. Algunas, como la vía Bogotá-Villavicencio, presentan tal complejidad que se convierten en verdaderos hitos de la ingeniería de un país.
Veamos en detalle por qué esta multi premiada serie de puentes, túneles, viaductos y vías a cielo abierto rompió más de un esquema en la ingeniería de Colombia.
Desde la zona andina a los llanos colombianos

El corredor vial Bogotá-Villavicencio conecta a la capital colombiana con el departamento de Meta, es decir que conecta la zona andina con los llanos orientales del país. Esta ubicación estratégica, además de dinamizar el desplazamiento de más de 12,000 vehículos (entre particulares y de carga pesada) cada día, beneficia a los sectores agropecuario, industrial y turístico.
Sí, se trata de una vía con el poder de mejorar la conectividad y estimular la economía interna de Colombia y la región, pues incide en el flujo de exportaciones e importaciones con los países vecinos.
La operación y el mantenimiento de la carretera está a cargo de Coviandes desde hace más de 23 años, pero desde el 2010 asumió la construcción de la denominada "Ruta del futuro", como es conocido el proyecto de la nueva calzada entre El Tablón y Chirajara (tercio medio de la vía).
El proyecto contempló la construcción de 18 nuevos túneles, 48 puentes y viaductos, vía a superficie, traslado y ampliación de la estación de peaje Naranjal (antes del Puente Quetame), una galería de emergencias longitudinal tipo box que permite el paso de vehículos de emergencia y tránsito peatonal (única en Latinoamérica), que se conecta con el túnel principal por los 8 nichos de evacuación ubicados cada 500 metros, cuatro galerías transversales, los nuevos túneles incluido el Renacer, conectantes, accesos, retornos, mejoramiento de calzada existente, construcción de calzada principal y movilidad local para las comunidades aledañas al proyecto.
¿Cómo se hizo realidad?
La construcción no ha sido nada fácil. Los ingenieros se han enfrentado a dificultades como copiosas lluvias y alta sismicidad de la zona, fallas topográficas, geológicas y de accesibilidad a los lugares de las obras, y muchas más. Para mitigar estas situaciones fue necesario construir obras de drenaje, como pozos de abatimiento, drenes, disipadores, entre otras; así como obras de estabilización de taludes a través de mallas de protección ancladas, concreto lanzado, revegetalización, construcción de túneles falsos y obras de terraceo.
Dentro de las soluciones planteadas y que hoy son una realidad, se encuentran la construcción de túneles, puentes, viaductos y sucesión de túneles -puentes-túneles. En todas estas obras ha quedado plasmada la experiencia, calidad y profesionalismo de los ingenieron colombianos y otros profesionales en distintas áreas, que asesorados por expertos internacionales han logrado hacer de esta vía una de las más modernas del país.
El avance del proyecto
A pesar de los contratiempos y los retos a los que se debieron enfrentar los ingenieros, la vía Bogotá-Villavicencio es hoy uno de los proyectos de infraestructura más importantes Colombia, no sólo por sus características técnicas, sino también por el manejo ambiental y social, temas que han sido reconocidos en varias oportunidades a nivel local, regional, nacional e internacional
Actualmente, se adelanta la construcción del tercio final de la carretera a cargo de la empresa Coviandina, que entre Chirajara y el sector conocido como Fundadores, en Villavicencio, ejecuta las obras que contemplan 7 túneles nuevos, algunos con galerías de escape, 21 puentes y viaductos, vías a cielo abierto, lazos y retornos, además de la ampliación del peaje Pipiral.
La construcción del primer tramo, que unirá Usme (Bogotá) y El Tablón, aún está siendo definida por el Gobierno Nacional.
De la construcción a la gestión
El desarrollo de este proyecto ha generado miles de empleos en la zona y ha permitido impulsar el desarrollo económico regional y transnacional.
La moderna tecnología del Centro de Gestión Integral, desde el cual se vigila, opera y controla la vía tanto en calzada existente como en la nueva calzada, aplica normas internacionales mientras brinda mayor seguridad a los usuarios y residentes de los municipios aledaños al corredor vial.
La carretera, que sirve para comunicar de una forma más ágil a Bogotá con los Llanos Orientales, abre las puertas al desarrollo de una posible actividad turística importante en la Orinoquia y facilita a los comerciantes el transporte de sus mercancías hacia el interior del país, lo cual disminuye los costos de operación para los transportadores.
Esta gran obra forma parte del cambio que experimenta el país en materia de infraestructura vial.
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