Hay muchos destinos del mundo que permanecen ocultos y alejados de las corrientes turísticas. Razón por la que se vuelven el sitio ideal para aquellos viajeros que quieren conocer nuevos sitios sin sentir el agobio de miles de personas buscando entrar a los mismos museos o haciendo fila para tomarse una fotografía con el monumento de turno.
Es por ello que hoy aconsejaré visitar Bucovina. ¿Alguna vez la escucharon nombrar? Se trata de la provincia nodéstica de Rumania y allí te encontrarás además de paisajes únicos, una gran historia que descubrir y de la que aprender.
Bucovina durante la Edad Media fue el núcleo histórico de la Moldavia. Es por ello que cuenta con una herencia artística del Medioevo tardío, razón por la cual sigue contando con monasterios, cuyas murallas aún muestran los frescos que remiten al arte bizantino. Todo allí es reflejo del muestran desarrollo de la civilización de Moldova en los siglos XV y XVI, bajo el reino de Stefan cel Mare (1457-1504).
Bosques y colinas son el marco de esta ciudad, más que oportunos para lanzarse a pasar una estadía en un camping o haciendo picnic al mediodía. La cocina moldava y sus vinos son reconocidos y muy elogiados por la zona. No dejes de problarlos.
Pero el punto más atrayente de todo Bucovina son sus monasterios. Sobre las murallas de sus Iglesias se han creado frescos que recrean las escenas bíblicas en un estilo similar al de las viñetas dibujadas. Esta fue la medida que se tomó para poder educar en la religión ortodoxa a los habitantes de la región.
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