
Hablemos de glosofobia. Se trata del miedo a hablar en público, y también se la conoce como ansiedad para hablar.
Las personas que sufren de esta condición se congelan frente a una audiencia, cualquiera que sea, grande o chica. Se les seca la boca, su voz se quiebra, y su cuerpo empieza a transpirar, temblar y su corazón se acelera tanto que parece que va a explotar. Si lo has experimentado, sabes exactamente de lo que hablo.
Sufrir de glosfobia no es nada agradable. Es de hecho bastante aterrador. Sobre todo considerando que hoy en día la comunicación oral está menos presente en nuestras vidas, entonces cuando llega el momento de hacerlo, quizás nunca te preparaste bien para ello. Y ese primer pánico, hará que todas las siguientes ocasiones en público sean una auténtica pesadilla. Me entiendes, ¿verdad?

De hecho ni siquiera se trata de pánico a hablar en una conferencia internacional frente a miles de personas muy capacitadas. Se trata más que nada de hablar frente a tus compañeros de clase, frente a tus compañeros de trabajo, frente a tu grupo de amigas/os.
Esta fobia te sigue a todos lados. Y te complica la vida. Quizás eres inteligente, interesante, divertido/a, pero ¿y si no lo puedes demostrar al hablar?
Como entendemos lo espantoso que es sufrir de glosofobia, aqui te contamos los pasos que puedes seguir (no necesariamente en órden) para mejorar progresivamente.
Sin duda, que al finalizar este artículo no habrás superado tu miedo. Pero quizás, esa próxima instancia en la que tengas que hablar en público será menos traumática, si tienes en mente estos consejos de Gina Barnett, oradora de las conferencias TED y autora del libro Play the Part: Master Body Signals to Connect and Communicate for Business Success.
1. Toma agua 15 minutos antes de comenzar
Si cuando comienzas a hablar en público se te seca la boca y sientes dificultad al tragar saliva, es importante que comience a tomar agua al menos 15 minutos antes de realizar tu presentación oral.
Quizás creas que esto no es lo peor de hablar en público, quizás nadie nota que tienes la boca seca, pero la realidad es que dificulta todo.
Lo importante al momento de hablar y comunicar, es estar cómodo/a.
2. Sé positivo/a
Estás por hablar en público, y probablemente pienses que vas a hacer el ridículo, ¡que eres un desastre total!
Estos pensamientos cargados de negatividad no hacen más que empeorar tu desempeño. En vez de eso, busca pensar en frases que te suban el autoestima, como por ejemplo: «estoy emocionada/o», «va a ser genial», «qué buena experiencia», «qué bueno poder comunicarme con este publico», o «no puedo esperar a compartir lo que sé, lo que quiero decir».
Cualquier frase que te haga sentir feliz, y contento/a con el hecho de hablar en público.
Levantar el autoestima en este momento es lo más importante.
3. Canaliza tus nervios
Los nervios están. No sirve de nada ignorarlos o intentar contenerlos.
En cambio, piensa en utilizar tu energía nerviosa de modo positivo. Lo bueno de la energía, es que no importa su naturaleza, eres capaz de usarla con el propósito que quieras.
Así que baila, muévete, sacude las manos, salta, canta, lo que te haga sentir en tu elemento.
4. Concéntrate en tu respiración
Siempre que sientas esa adrenalina que se apodera de ti, ese dolor incómodo en el estómago, y tu corazón que parece querer salir de tu pecho... respira. Respirar hondo es la clave para todo.
Cuando estamos estresados, no respiramos correctamente, respiramos demasiado rápido y no le damos tiempo a nuestros pulmones para llenarse del aire que tanto necesitan.
Por lo tanto, Gina Barnett recomienda respirar tres o cuatro veces y ser consciente de ello, respirar despacio, profundo, inahalar y exhalar lentamente. Sentir el aire que te llena por dentro.
Realizando esto, tu energía se centra y te concentras más fácilmente en tus pensamientos, dejando de lado esos nervios matadores.
5. Cuidado con los movimientos repetitivos
Los nervios te hacen hacer muchas cosas involuntarias. En una presentación oral, te hacen balancearte constantemente o mover el peso de tu cuerpo de un pie al otro.
Pero estos movimientos distraen y aburren a la audiencia.
Lo mejor para evitar esto, es practicar enfrente a un publico que te pueda ayudar avisandote qué tipo de movimiento repetitivos haces. También puedes practicar frente a un espejo o grabarte, para poder identificar los movimientos involuntarios que más repites.
6. Usa tu movimiento a tu favor
El movimiento no es necesariamente malo, de hecho si dieras una presentación como una momia que habla, no sería para nada entretenido. Sin embargo, deberías usar el movimiento a tu favor, no dejar que los nervios lo dirijan.
Puedes por ejempo moverte cada vez que dices una nueva idea. Ya sea caminando, moviendo las manos, la cabeza, lo que prefieras para acompañar tu idea.
Acércate a la audiencia si te diriges a ella, o si quieres generar impacto.
Un modo muy divertido de practicar eso, es ensayar tu presentación encima de hojas de periódicos. De tal modo, podrás escuchar el ruido del papel cuando te está moviendo (ya sea intencional o no).
Es importante que al practicar en tu casa no te muevas involuntariamente de un lado al otro (a todos nos pasa de hacerlo), pero que intentes recrear exactamente tu posición frente a una audiencia imaginaria.
- Ver también: «¿Hablar solo es síntoma de locura?»
7. Usa distintos tonos de voz
Al igual que el movimiento, el tono de la voz es importante.
Imposible interesarse por un tema si el orador habla en tono monótono durante toda la presentación, ni si habla con demasiada emoción al tratar un tema serio.
Lo que Barnett recomienda es elegir previamente a la presentación, qué partes quiere destacar con un tono más fuerte, o más emocionante, o más serio.
En general, el tono con el que das el mensaje es tan importante como el mensaje en sí.
8. Habla claramente
Todos hablamos distinto. Ya sea por el acento, por el tono de la voz, por la velocidad, y por muchas características más.
Pero por suerte somos todos capaces de adaptarnos a escuchar y entender al otro. Sin embargo, siempre ayuda hablar claramente, separar las palabras, hacer pausas, y gesticular al hablar.
Con eso facilitas que los oyentes se ajusten a tu discurso y te presten mayor atención.
9. Concéntrate en algo exterior a ti
Este consejo probablemente te ayude muchísimo.
Consiste en elegir un objeto cualquiera, y concentrarte en él. Por ejemplo, cuando estás por dar la presentación concéntrate en un color determinado y busca objetos de ese mismo color. También puedes observar los zapatos de la gente alrededor tuyo, entre muchas opciones más.
Concentrarte en otra cosa antes de hablar en público te permite dejar de pensar en lo que está pasando en tu cuerpo, los nervios, la transpiración, la sequedad de la boca. Y así, probablemente te comiences a relajar.
10. Siempre recuerda que tu audiencia te apoya
Cualquiera sea el tema de tu presentación, estoy segura de que siempre puedes encontrar a alguien (o muchas personas) que te apoyan y te quieren. Concéntrate en ellos.
También ten en cuenta que probablemente quienes te dediquen una mirada estricta (quizás el profesor) probablemente se trate solo de su mirada, no es nada personal.
11. Es imposible controlar todo
Probablemente creas que si te olvidas de una palabra, o utilizas una palabra de modo incorrecto, tu vida en la tierra se ha acabado.
La realidad es que poco importa eso. Puedes prepararte durante meses y meses, y probablemente siempre termines cambiando algo e improvisando tu discurso al distraerte y olvidarlo.
En ese momento, no entres en pánico, respira hondo, bebe un poco de agua y sigue como si nada hubiera sucedido. Quienes te están observando no tienen idea de cómo es tu discurso, así que probalemente nadie lo haya notado.
Puedes reirte, incorporar un chiste (mientras no sea nada ofensivo ni incorrecto). Se trata de divertirse, a todos nos gusta hacerlo, y quienes no se rían contigo, probablemente sea por que tienen demasiado botox.