Amor

¿Por qué somos realmente monógamos?

19 Feb 2015 – 08:00 PM EST

La monogamia es la base de las relaciones sociales en el mundo de Occidente, aunque durante las últimas décadas se tiende a lo que algunos expertos llaman "polígamos secuenciales", individuos que mantienen numerosas relaciones a lo largo de su vida. Una interesante conducta que analizamos en este artículo en el que explicamos por qué somos realmente monógamos.

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Monogamia: ¿Naturaleza o costumbre?

Según un estudio de fósiles que datan de hace más de 4 millones de años, las especies del primate conocido como Ardiphitecus ramidus ya era bípedo. Las consecuencias de esta evolución está íntimamente ligada a un concepto de la belleza (alineamiento de caderas o pérdida de vello) nunca antes experimentado en los primeros ejemplares cuadrúpedos. Este cambio coincidió con el paso de numerosas corrientes migratorias que abandonaron África y en las que las hembras, abrumadas por la crianza de los hijos, se solapaban a un macho capaz de proveerle comida y protección. A partir de entonces, esta simbiosis comenzó a perdurar en el tiempo aunque parte de las sociedades griegas y romanas mantuvieran numerosas relaciones extramaritales silenciadas por los posteriores cambios propiciados por las conductas católicas frente a las paganas.

Sin embargo, aunque en Occidente la monogamia sea la identidad sexual más promovida, en el mundo aún existen 453 sociedades en las que que practica la poligamia de forma frecuente, 588 de un modo más usual y 4 que practican la poliandria, conducta que lleva a una mujer a casarse con varios hombres y cuyo principal foco podemos encontrarlo en países como el Tíbet o, recientemente, en Jordania. Y te preguntarás: ¿cuántas sociedades promueven la monogamia? En concreto 186, la mayoría en países occidentales frente a otros como Nigeria o Tanzania donde la poligamia ya forma parte de numerosas familias en las que el hombre cohabita con sus diversas mujeres e hijos.

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Es entonces cuando nosotros comparamos ambas vertientes y nos preguntamos cuánto hay de sentimientos o evolución en una conducta que sigue siendo divisoria en todo el mundo y cuya ejecución las diferentes culturas conciben de un modo diferente. Muchos quieren pensar que la mentalidad occidental (más influenciadas por las doctrinas religiosas) se ha encaminado en un camino hasta la intelectualidad en el que la monogamia simboliza, más allá del hechizo de los romances hollywoodenses o los poema de Neruda, un modo de supervivencia y, ante todo, de costumbre.

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¿La monogamia está cambiando?

Sin embargo, la independencia y libertad económica de la mujer en el siglo XXI han propiciado un ligero cambio en las relaciones humanas: existen más divorcios y, por ende, un mayor numero de relaciones monógamas en una sola vida, un mayor deseo por las relaciones extramaritales (según varios sondeos la mitad de los hombres y un tercio de las mujeres aseguran haberlas tenido alguna vez) o, incluso, el coqueteo con las relaciones liberales. Una grieta en el mapa de valores contemporáneos en la que puede que encontremos la respuesta y vaciemos los escrúpulos, o simplemente potenciemos unas creencias románticas que, para los más sentimentales, predomina sobre cualquier intento de buscar el sexo y el amor más allá de una sola persona.

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Y tú, tras leer esto, te preguntarás algo decepcionada: ¿ realmente existe el amor para toda la vida?

El origen de la monogamia continúa siendo un misterio para científicos y pensadores que, por otra parte, han podido desarrollar ciertas hipótesis cuyo inicio tuvo lugar hacer miles de años. Un período de evolución en el que las primeras especies de hombres no tenían la misma percepción del romance contemporáneo pero sí unas necesidades sociales que, lejos de resultar un producto 100% natural, aún forma una parte intrínseca y esencial de la cultura occidental. 

¿Qué opinas tú de la monogamia?

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