Cómo decirle a mi hijo que tengo una enfermedad terminal
Una de las cosas más difíciles de hacer si ves tu vida amenazada es encontrar la manera de decírselo a la gente que amas, especialmente a tus hijos. Decenas de preguntas vendrán a tu mente: ¿Qué decir? ¿Cuándo se les dice una cosa así a los niños? ¿Y cómo se habla de temas tan difíciles?
Seguramente también te preocupa cómo se sentirán al saberlo y quieres protegerlos de la cruda verdad, pero interiormente sabes que tus hijos tienen derecho a saber. Por eso he desarrollado este artículo, para ayudarte a hacerlo y a hallar una sensación de alivio.
La edad de tu hijo
Obviamente deberás adaptar cuánta información dar al niño y la manera de darla acorde a su edad, pero incluso un niño de tres o cuatro años es lo suficientemente mayor como para saber en términos sencillos lo que está sucediendo si se lo explican calmadamente.
Hablar crea la oportunidad de blanquear una situación y de ponerla de manifiesto porque el niño quizá ya lo intuya.

Al hablar con un niño pequeño, es importante no dar demasiada información, y la que se da siempre debe ser apropiada para la edad. Por ejemplo, podrías decir a tu hijo que estás muy enferma, que estás tratando de curarte y que tus médicos te han estado ayudando, pero que parece que los tratamientos no dan un buen resultado y podrías morir.
La reacción del niño
Una vez que haya sido informado de esta noticia, tu hijo seguramente tendrá algunas preguntas, aunque quizá no de forma inmediata. A veces, un niño podría no decir nada, volver a su juego como si nada hubiera pasado, y preguntar inesperadamente unos días después. ¡Hazle saber que está bien hacer preguntas cada vez que sienta el deseo o la necesidad de hacerlas!
Si dice que se siente triste o asustado, hazle saber que eso es algo que está bien, que es algo natural y que ti tienes sentimientos como ese también. ¿Y si te ve llorar? No hay nada de malo en decirle que te sientes triste, preocupada o asustada.
Los cuidadores primarios
Una vez que hayas hablado de este tema no dejes de comunicar a sus cuidadores primarios (abuelos, maestros, tíos, etc.) lo que él o ella sabe sobre tu enfermedad y asegúrate de que tu hijo sepa que si está triste o angustiado puede hablar en la escuela sobre esto.
De todo corazón deseo que este artículo te sirva, ¡y también que halles paz y una cura para tu problema de salud!
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