La vitamina A, también conocida como retinol, ayuda a tus ojos a ajustarse a los cambios de luz cuando sales al aire libre y también mantiene tus ojos, piel y membranas mucosas húmedas. La vitamina A generalmente proviene de comidas de origen animal, pero algunas a base de vegetales proveen betacaroteno, que tu cuerpo transforma en vitamina A. La vitamina A también tiene propiedades antioxidantes que neutralizan los radicales libres, responsables del daño celular y de tejidos en tu cuerpo.
Existen estudios que sugieren que el betacaroteno podría ayudar a las personas con enfermedades en las arterias coronarias, pero la Asociación Norteamericana de Cardiología no recomienda tomar suplementos de betacaroteno hasta que no se sepa más al respecto.
Los nutricionistas clasifican en categorías a las vitaminas dependiendo del medio en el cual se pueden disolver. Hay dos categorías: vitaminas solubles en agua y vitaminas solubles en aceite o grasa. Las vitaminas solubles en grasa son A, D, E y K y se almacenan en los tejidos adiposos del cuerpo en periodos que van desde unos días hasta los 6 meses. Si tienes muchas vitaminas solubles en grasa, se alojarán en tu hígado y podrían causarte problemas de salud.
Algunas personas toman dosis muy grandes de vitaminas solubles en grasa, costumbre que puede resultar tóxica, por el contrario llevar una dieta normal de comida rica en estas vitaminas no causará este problema. Recuerda que sólo necesitas pequeñas cantidades de cada una de las vitaminas que usa tu cuerpo para funcionar, además el consumo exagerado de vitamina A ha sido asociado con el incremento en el riesgo de las fracturas, en las mujeres que están en la menopausia.
Algunos problemas de salud pueden hacer difícil la absorción de vitaminas, por ello si tienes una enfermedad crónica es conveniente que le preguntes a tu médico si tiene algún efecto en el metabolismo que hace tu cuerpo con las vitaminas.
Sea cual sea tu estado de salud te puede resultar útil que el hígado, la yema de huevo, el queso cheddar, la leche fortificada, las patatas dulces, las zanahorias, la calabaza, el melón, el brócoli, los albaricoques y las espinacas son buenas fuentes de vitamina A o betacaroteno.