¿Meow? 11 formas en las que proteges a tu gato (y que seguramente le pasan de largo)

Tener un gato en casa es una gran responsabilidad, pero lo que recibimos a cambio por compartir nuestro espacio y nuestra vida con estos increíbles animales, hace que cualquier esfuerzo valga la pena.

Cuidar y proteger a nuestro amigo felino no sólo implica el aspecto físico, también el emocional; porque seamos sinceras, lo último que queremos es herir los sentimientos de nuestro minino, aunque parezca que él ni cuenta se da. Si tú también haces de todo para que tu gato sea feliz, entonces seguro te identificarás con los siguientes puntos.

#11 Aceptas sus “regalos” sin ponerte a llorar

En esos días donde quiere recordarte que eres especial en su vida, tu gatito puede llegar con una sorpresa para ti. Sí, ya sabes de lo que hablamos… el regalo que pertenece a una película de horror de Hollywood. Pero qué les va a hacer, un detalle de tu mascota es motivo de celebración; así que te aguantas las ganas de ponerte a gritar (y llorar poquito del miedo).

#10 Pero casi no contienes las lágrimas cuando “te deja” acariciarlo

Sobrevives como campeona a los regalos gore de tu felino, pero en cuanto se pone panza arriba para que lo acaricies, lloras igual que cuando viste por primera vez The Notebook. Ok, igual tratas de esconder las lágrimas, no vaya a ser que tu gato te vea y decida pararse e irse. No, no, no.

#9 Aceptas que es un ser curioso y te despides de los floreros

Y de los vasos de vidrio, el bowl de los dulces, la lámpara del buró… bueno, de todo aquello que pueda romperse en mil pedazos. Tu gatito te ha enseñado que las cosas materiales no importan, ¿verdad?... ¿verdad?

#8 Le das de comer lo que le gusta (y que le hace bien)

Ok, esto tal vez es lo único que realmente aprecia; pero tu gato sabe que jamás lo vas a hacer pasar hambre y por si se te olvida él, no va a dudar en subirse a tu casa y casi asfixiarte para pongas más croquetas en su plato.

Obviamente escoges lo mejor para su salud, pero recuerda que es importante encontrar un alimento que se adapte a las necesidades de tu gatito, desde la edad hasta situaciones como un pelaje suave y brillante. No olvides buscar croquetas que tengan vitaminas y minerales como el Zinc o el Selenio, antioxidantes que fortalecen su sistema inmune.

#7 Sabes que ahora eres cama, sillón y camastro andante

No importa si estás trabajando, a la mitad de una conversación o si tienes la computadora en las piernas; si tu gato quiere encontrar un lugar cómodo para dormir un rato (8 de sus 14 horas), tú encuentras la forma de seguir con tus actividades mientras él tiene su siesta en tu cabeza.

#6 Lo dejas seguirte a la cocina, sala, cuarto… y hasta el baño

¿Privacidad? ¿Qué es eso? No puedes recordar la última vez que entraste a la regadera sin tener a tu gato viendo desde una esquina de la cortina del baño… pero no le dices nada porque sabes que solo se está asegurando de que no te pase algo mientras te lavas el cabello.

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#5 Tratas de no despertarlo durante su siesta de 14 horas

Andas con mucho cuidado por la casa, de puntitas por la cocina y susurrando mientras hablas por teléfono. ¡Hey! Tu gatito necesita su beauty sleep.

#4 Y juegas con él cuando se levanta… a las 4 de la madrugada

No hay manera de que le digas que no. Ya despertó y quiere tu atención… sí él pasó dormido más de la mitad del día, pero sólo te quiere enseñar lo que puedes lograr si siguieras su ejemplo y te fueras a dormir a las 6 de la tarde. ¡Qué vida la suya!

#3 Presumes las fotos de tu gato (aunque siempre salga dormido)

Y si no está dormido, bueno, digamos que no es el felino más fotogénico. Pero hay que entenderlo, como actriz de Hollywood que está cansada de los paparazzis, tu gatito es muy celoso de su privacidad; así que sacar una buena foto de él es cosa de profesionales.

#2 Aceptas su doble vida como agente felino ninja

Porque obviamente está entrenado en el arte del ataque sorpresa y el camuflaje estratégico. Pero entre todos los sustos que ya te dio al brincarte de “la nada” y esconderse tan bien que te pones histérica, tus nervios ya son de acero. Quizá es su forma de entrenarte y tu gato es la reencarnación de Mr. Miyagi.

#1 No te imaginas la vida sin él

Porque a pesar de la vajilla rota, los sustos, los regalos de película de terror y las desveladas, tu gato es sencillamente increíble, un integrante de la familia. ¿Una vida sin él? Ni siquiera puedes imaginarlo.

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