Las lecciones del sistema electoral de California para las mentiras de Trump

El presidente electo acusa sin pruebas de que hay fraude en California y que los medios no lo investigan. El estado con el mayor número de votantes en el país, tiene a su vez uno de los sistemas de auditoría y verificación de voto más robustos.

Imagen Getty Images

Las falsas acusaciones sobre fraude electoral hechas por el presidente electo Donald Trump, salpicaron a uno de los estados donde el sistema de votación no solo es de los más avanzados, sino de los menos impermeables: California.

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En una serie de tuits del domingo, Trump calificó el fraude como "grave" en California, Virginia y New Hampshire, y culpó a los medios de comunicación de "prejuicios" por la falta de cobertura que las denuncias han recibido. Cabe mencionar que estos tres estados fueron ganados por la demócrata Hillary Clinton, por amplios márgenes en el voto popular.

Si bien es cierto que ningún sistema es infalible, California se deshizo antes de las primarias de 2008 de 33,000 máquinas de votación dactilar que hoy todavía se usan en Wisconsin. “Los defectos de seguridad de la máquina eran conocidos”, dijo entonces el representante Rush Holt, quien patrocinó el proyecto de ley en la Cámara baja de California para regular las máquinas.

El estado también prohíbe el voto electrónico sin papel, un tipo de votación que hace que las auditorías sean casi imposibles. Aquí se exigen registros en papel verificados para cualquier boleta electoral emitida por un dispositivo electrónico.

"Parece que el señor Trump está preocupado por el hecho de que una creciente mayoría de los estadounidenses no votaron por él", dijo en un comunicado el secretario de Estado, Alex Padilla. "Sus acusaciones infundadas de fraude electoral en California y en otros lugares son absurdas. Sus imprudentes tuits son inapropiados e inconvenientes viniendo de un presidente electo ".

Este fin de semana fue la primera vez que Trump expresó queja alguna por los resultados en California, un estado cuyos 55 votos electorales son azules desde 1992 y los ciudadanos elegibles para votar son más de 19 millones, la población electoral más grande del país.

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Por tal razón, las autoridades electorales de los 58 condados aquí todavía no han terminado el conteo pues tienen hasta 30 días para dar el número definitivo de los sufragios emitidos el 8 de noviembre, que hasta ahora le dan la victoria a Clinton con casi 4 millones de votos de ventaja.

"California tiene fuertes leyes de verificación después de las elecciones. Esa es una de las razones por las que tarda más en finalizar los resultados en comparación a otros estados”, dijo a Univision Noticias Kim Alexander, presidente y fundadora de California Voter Foundation, una organización independiente basada en Sacramento.

En California, cada condado está obligado a hacer un conteo manual del 1% de las papeletas en cada precinto en todo el estado, públicamente, para mostrar que los resultados coinciden con los resultados contables de software.

“Hemos hecho esto por más de 50 años, desde que el software fue introducido por primera vez en el proceso de conteo de votos. Muchos condados están en el proceso de llevar a cabo sus recuentos manuales post-electorales en este momento y el público puede verlo”, agregó Alexander, para quien las alegaciones de Trump, son “difíciles de atender, cuando no provee datos específicos”.

Según fuentes de la propia secretaría de Estado, otra de las razones por las que en California las máquinas no son hackeables es porque no se conectan a internet. “Aquí hay leyes de auditoría únicas, mientras en otros estados la única opción es el recuento”, aseguraron desde la oficina de prensa.

La única voz que hizo eco de la denuncia de Trump fue la de la abogada y actual miembro del Comité Nacional Republicano, Harmeet Dhillon, quien dijo que no tenía evidencia sobre un esfuerzo por cometer fraude en las elecciones en California, pero defendió los tuits de Trump en su propia cuenta, en respuesta a una periodista de Politico.

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Según Dhillon “cientos de boletas electorales” fueron a parar a la casa de una mujer anciana en el condado de Los Ángeles y hay “gente fallecida” todavía en los listados de electores. La republicana no ofreció prueba alguna sobre esta afirmación.

Otro de los argumentos de Trump tiene que ver con los supuestos votos de “ilegales” en el estado, es decir inmigrantes indocumentados que no tienen la ciudadanía y aún así van a las urnas a depositar su voto. Como contamos en este artículo, California es sin duda el estado con más ciudades santuario para inmigrantes, es decir aquellas donde las autoridades locales no colaboran con los oficiales de inmigración para denunciar personas sin documentos.

Eso no quiere decir que puedan votar y no hay ninguna evidencia sobre papeletas depositadas por gente sin ciudadanía. Hay dos leyes estatales recientes, la AB 60, que permite a inmigrantes indocumentados obtener licencias de conducir estatales; y la nueva Motor Voter Act, que a mediados de 2017 registrará automáticamente a los ciudadanos para votar cuando obtengan o renueven su licencia de conducir. Sin embargo el registro automático sólo se aplica a los ciudadanos que ya son elegibles para votar, no a los inmigrantes indocumentados.

"Las acusaciones son realmente frustrantes", insistió Padilla. "Nosotros nos tomamos el fraude muy en serio pero no hay ninguna evidencia de estas denuncias".