Un juez de Los Ángeles condenó a Judith Gil y a su hija Minerva a pasar unas semanas en una cárcel por múltiples cargos por operar un negocio de consultoría de inmigración ilegal aprovechándose de migrantes que buscaban una residencia permanente, asilo y otras formas de estatus legal. Pero algunos fueron deportados a sus países.