Un recorrido por Red Hook, un barrio en constante transformación
El barrio de Red Hook en Brooklyn, que una vez fuera uno de los puertos más activos del país, no solo ha tenido que superar los cambios en la industria porturaria de las últimas décadas, sino también el aislamiento por ser un barrio rodeado por agua, separado del resto del condado por la autopista Brooklyn Queens Expressway, y sin un servicio de tren que llegue hasta allí.
Sin embargo, hoy cuando se camina por sus calles principales se pueden ver grupos de turistas que visitan los resturantes locales, cervecerías, galerías de artes, o que se agrupan en el puerto marítimo para apreciar las privilegiadas vistas de la Estatua de la Libertad y de la ciudad.
" En los últimos años esto ha cambiado mucho, se ha puesto muy bonito. Están haciendo muchos proyectos, muchos edificios, apartamentos. A comparación de años atrás esto ha cambiado mucho", apunta Francisco Coronado, residente de Red Hook.
Pero no siempre fue así: Este vecindario donde se ubica el complejo más grande de viviendas públicas (NYCHA) en toda la ciudad, compuesto de 30 edificios en los que viven más de 8,000 personas, fue catalogado como uno de los barrios más peligrosos de Brooklyn y el epicentro de una epidemia de venta y consumo de crack durante la década de los 90's.
Uno de los episodios más dolorosos para esta comunidad, y que muchos residentes han definido como el momento en el que las cosas empezaron a cambiar, fue el asesinato Patrick Daly, director de la escuela P.S 15 de este barrio.
Daly se había dirigido al complejo de NYCHA en busca de un estudiante, que había abandonado la escuela después de una pelea con un compañero, cuando quedó atrapado en medio del fuego cruzado entre pandillas y una bala lo atravesó.
Tras la muerte de Daly, admirado y respetado en la comunidad, los residentes decidieron unirse para hacerle frente a la violencia por la que venían atravesando. Con la ayuda del Departamento de Policía y líderes de negocios, empezaron a crear grupos comunitarios para promover el desarrollo del vecindario.
"Se han visto ahora varios proyectos de hotelería, edificios nuevos que ahora se están construyendo", dice Jose Díaz, propietario de restaurante.
A medida que la ciudad aumentó la inversión en el vecindario, los valores inmobiliarios se dispararon. Ahora casas multimillonarias se encuentran al otro lado de la calle de los edificios de NYCHA y mientras los negocios prosperan en gran parte del vecindario, algunos residentes opinan que las cosas no han cambiado mucho para ellos.
Por otra parte, un hombre dice que el barrio está realmente mal, que los traficantes de drogas siguen allí y que a pesar de la inversión en nuevas construcciones, las cosas no han mejorado.
Otros, no obstante, se mantienen más optimistas.
"Alrededor de dos años, yo le doy un cambio radical, [será] como un Manhattan pequeño esto", concluye Díaz.